Este año es muy especial para el voluntariado de la Asociación España Contra el Cáncer (AECC) en los hospitales de Canarias. Los primeros días de enero estos "embajadores" del colectivo, como los define la gerente, Carlota Cobo Hernández, cumplen 25 años de labor desinteresada con los pacientes oncológicos y sus familiares que, apunta Cobo, "para nosotros son una unidad a la que servir y con la que trabajar en todos los aspectos, desde el psicólogico al social". Esta profesional, vinculada desde la perspectiva personal a la lucha contra la enfermedad, resume una filosofía: "Creo que hoy gozamos de buena salud, pero lo ideal sería que no existiéramos porque el cáncer ha sido derrotado por la ciencia médica".

La prensa nacional informaba en aquel 1995 de que el Insalud y la Asociación Española Contra el Cáncer habían firmado un acuerdo que regularizaba las actividades de los voluntarios en los centros sanitarios públicos. Ese convenio especificaba que "las tareas a realizar serán las de acompañamiento y apoyo tanto a los enfermos oncológicos como a sus familias y la colaboración con el personal sanitario en trabajos complementarios a los que desarrollan". Aclaraba aquel documento que, por dicha actividad, los voluntarios "no percibirían remuneración alguna". El espíritu original se mantiene intacto en la actualidad.

La sección de Sanidad de EL DÍA publicaba en marzo de aquel año un artículo sobre la labor que la AECC llevaba ya dos meses desarrollando en el Hospital Universitario de Canarias y en el Hospital Universitario Nuestra Señora de la de La Candelaria. Entonces ya aparecían conceptos que permanecen vigentes en la tarea que ha llevado a cabo este cuarto de siglo la AECC en los dos grandes hospitales públicos y en la Unidad de Cuidados Paliativos y de Soporte. La prensa la presentaba como "una labor encaminada a ayudar y a mejorar por la angustia que deriva de un diagnóstico de cáncer".

En la foto ilustrativa, recuerdan desde la AECC, "aparecía el doctor Javier Dorta, entonces jefe de Oncología Médica del HUNSC, quien alababa la labor porque la receptividad entre pacientes y voluntariado era muy positiva, sobre todo por la ayuda que los primeros encontraban en los segundos". A su derecha estaban la entonces presidenta provincial, Lolina Pérez, y la vicepresidenta, Esther Tellado, quien "significó un importante pilar en la construcción de este sólido proyecto que estaba haciéndose realidad en toda España".

Actualmente, el voluntariado de la AECC realiza su labor de lunes a viernes, en grupos de mañana y tarde. Entre sus tareas están visitar a los ingresados en las plantas de Oncología, Radioterapia y Hematología, así como ofrecer su servicio de carritos con todo lo necesario para intentar hacer la estancia más agradable en Hospitales de Día y Consultas de los mismas secciones. AECC cuenta con dos oficinas en cada uno de los grandes centros sanitarios de Tenerife. Entre ellas, la llamada de Primer Impacto donde los psicólogos orientan sobre qué va a pasar y los servicios ofrecidos. Entre estos últimos destaca la novedad de la Fisioterapia Oncológica.

Además, existe un programa de Manualidades y Entretenimiento para Pediatría, pero la principal labor es informar de todo aquello que de manera gratuita la asociación ofrece a los pacientes y sus familias. Al mismo tiempo se reciben solicitudes que son derivadas luego a la coordinadora para su posterior resolución vía Trabajo Social, Psicología o Fisioterapia. Fuera de horario, las 24 horas y los 365 días del año, la AECC ofrece su teléfono gratuito de apoyo continuo: el 900100036 Infocáncer.

Pisos de acogida

Carlota Cobo recuerda: "También tenemos pisos de acogida específicos para pacientes con cáncer y sus familias donde pueden hospedarse quienes vienen desde otras islas a tratarse". La gerente destaca asimismo: "Nuestro perfil es el de una mujer ya abuela. Gente muy válida, pero queremos abrirnos a los jóvenes y por eso hemos llegado a un acuerdo para recibir a estudiantes de la Universidad de La Laguna".

Entre estos voluntarios con formación especializada y dentro del perfil de mujer veterana está Mary Cejudo, única voluntaria que permanece de aquel primer grupo. "El entusiasmo con este trabajo me lo produce comprobar todo lo que la AECC hace, cómo de bien lo hace y por quienes lo hace", asegura. Expresa una opinión unánime entre sus compañeros: el agradecimiento al personal de ambos hospitales por el afecto que les demuestran.

En el otro lado, por edad, está Ayelén Ramos, joven que participa en el servicio para niños Juega con la AECC y que en la última revista/memoria de la ONG, escribía: "Si tuviese que describir el voluntariado en la planta de Pediatría diría Fábrica de sonrisas. Es increíble la capacidad que tienen los más pequeños para ilusionarse por las cosas y transmitirlo. Nos enseñan más de lo que podremos enseñarles nosotros nunca. Tienen otro punto de vista, carecen de prejuicios y resulta enternecedor verlos a todos juntos involucrados y ayudándose unos a otros. Ojalá nunca perdiésemos esa capacidad empática".

Mucho diálogo y empatía

El voluntariado de hospitales, por la realidad con la que estas personas conviven a diario, exige tiempo de dedicación en el diálogo y la empatía. Para ellos "eso supone una inversión porque permite conocer más, distinguir habilidades y capacidades. Todos tenemos algo que aportar, sumamos como colectivo y somos más fuertes." Hermosas palabras para resumir la esencia de la labor que desde hace 25 años realiza un grupo de personas de forma desinteresada y con la única finalidad de apoyar a otras que lo necesitan.