No hay que dejarse confundir por el título del libro que acaba de publicar el psicólogo tinerfeño Leocadio Martín Borges, La Felicidad: Qué ayuda y Qué no. Más que una guía para aprender a ser feliz, se trata de "una caja de herramientas psicológicas para ayudarte a entenderte y a entender al mundo", como el propio autor describe en la presentación de su obra. Y es que Martín Borges también muestra cómo asimilar la tristeza y cómo relativizar lo que él llama "la dictadura de la felicidad impuesta", que "se mete en nuestras casas como las dietas de adelgazamiento". Es mucho más que psicólogo: conferenciante, divulgador, escritor, formador, influencer... Ayuda a gestionar cambios, dependencias y adicciones.

Usted propone hacer un chequeo a primera hora de la mañana y a última hora de la noche para ver "qué cosas nos han hecho sentirnos vivos". ¿Qué ocurre, que el hecho de no saber qué es la felicidad hace que no sepamos alcanzarla?

Pues sí. Estamos acostumbrados a saber cómo estamos físicamente, pero rara vez nos preguntamos cómo estamos emocionalmente. Nos podemos levantar tristes, enfadados, alegres, agobiados? Y eso va a condicionar el día. Si al irnos a dormir hacemos un repaso de cómo nos hemos sentido en la jornada, sabremos identificar cada situación y asociarla a las emociones que nos ha podido causar. Es una forma de reconocer nuestra felicidad, de encontrarla donde ya está, no de lanzarnos a una búsqueda de una felicidad empaquetada.

¿Tiene usted una concepción epicúrea de la felicidad?

Qué va. La concepción epicúrea es la de una felicidad dependiente, planteada desde la búsqueda externa de la misma. Yo planteo una felicidad curiosa, que explora, aprende y está abierta a la vida, desde el respeto y la tolerancia.

A usted qué le hace más feliz, ¿publicar un libro o tomar un jugo fresquito de mango?

Ja ja ja ja. Desde luego que el jugo fresquito de mango es delicioso, pero escribir un libro ha sido algo distinto, una aventura. Creo que cada cosa tiene su propia felicidad. Y de estas dos que me has señalado, me quedo con ambas. ¡Puedo escribir el próximo libro a base de jugo de mango!

¿Se puede ser feliz con la que está cayendo?

Somos mucho más resilientes de lo que pensamos. Sabemos cómo afrontar situaciones complicadas y, además, lo hacemos, por lo general, buscando nuestras propias fuerzas y compartiéndolas con otras personas que puedan sentir lo que nosotros sentimos. La única manera de pensar que es posible superar la que está cayendo es viéndolo de forma constructiva, creativa, aunque estemos enfadados.

Es curioso porque usted en su libro introduce el concepto del "buen enfado". ¿Enfadarse bien nos puede hacer felices?

Enfadarse, como estar triste, significa que algo nos importa, que nos conmueve, que no nos parece injusto, que no lo vemos bien. Y eso es el buen enfado, el que nos mueve a manifestarnos en contra de aquello que no nos gusta para cambiarlo. Siempre y cuando no nos quedemos en un permanente enfado, que nos paralice, esta emoción nos lleva actuar. Y eso es bueno.

¿El problema es cuándo el enfado se convierte en ira?

Con la ira ocurre algo similar al enfado: tiene muy mala prensa. La ira, siempre que no esté dirigida hacia otras personas y sea pensada para mejorar la vida, la justicia y los derechos de la personas, nos puede llevar también a movernos.

Usted habla de que la honradez y la generosidad nos hacen felices. No sé yo?

Desde luego la honradez, la generosidad y la gratitud son claves para la felicidad. Lo que nos hace salir de ellas, nos puede comprar una felicidad momentánea, casi como las drogas, pero que no proviene de nosotros. Ser generosos nos hace compartir y conectar con otras personas. Esto es esencial para nuestra humanidad. Si a esta receta le añadimos la gratitud, es una guía diaria fantástica.

¿El sexo es esencial para la felicidad?

El sexo es una forma de comunicarnos y el buen sexo es el que hace que las personas se quieran más. Hace que pensemos en el otro o la otra, en su felicidad. Digamos que es una forma maravillosa de compartir nuestra felicidad.

¿Quién o qué está detrás de "la dictadura de una felicidad impuesta"?

Es principalmente una idea de que la felicidad solo depende de nosotros, de que la podemos elegir, de que si no lo somos es porque somos unos vagos, o algo así. Y desde luego que hay muchísimos factores que influyen en la felicidad externamente. El bienestar social, una atención sanitaria adecuada, poder acceder a profesionales de la salud mental si lo necesitamos y muchas más cosas.

Si alguien le pregunta, que seguro que se lo han preguntado, cómo ser feliz, ¿qué le diría?

En primer lugar, que se deje de preocupar por serlo y que se ocupe más por apreciar a las personas que tenemos en nuestra vida, las que nos quieren. Es paradójico pero cuando dejamos de obsesionarnos con la búsqueda de la felicidad, esta aparece.

¿Aspira a que sus lectores sean felices leyendo su libro?

Aspiro a que se entretengan, a que alguna de las propuestas que hago le sea útil. Y que, además, me hagan llegar las sugerencias, dudas, críticas o aportaciones que se les ocurra. En el fondo este libro es, como digo en la introducción, mi caja de herramientas. Me ayuda a mí como persona y como profesional de la psicología. Y espero que también sea muy útil para quien lo lea.