Los guanches de las islas orientales y de Tenerife llegaron a pronunciar la t inicial con un sonido equivalente al de la c (ante i y e) y z castellanas modernas. Así lo constata un estudio publicado en la Revista de Filología de la Universidad de La Laguna firmado por Jonay Acosta Armas, investigador adscrito a la Cátedra Cultural de Estudios Bereberes.

Como este sonido no existía aún en el español europeo meridional de los siglos XV y XVI, se hispanizó mediante una [f], que es la que se muestra precisamente en topónimos canarios como Fasnia, Faneque, Finiguelfa, Famara, etc. Este fenómeno de equivalencia acústica entre ambos sonidos es típico de muchas lenguas e, incluso, de ciertos dialectos hispánicos: por ejemplo, en el español asturiano, Felipe llega a pronunciarse Celipe.

Este rasgo dialectal, conocido como espirantización, es típico de los dialectos bereberes de la franja mediterránea y parece haberse originado en los núcleos urbanos de Numidia (norte de Túnez y Argelia actuales) en torno al siglo II a. C. Esta fecha constituye, por tanto, la fecha más antigua del poblamiento de Canarias, pues tal rasgo no pudo llegar antes a las Islas, sino mucho después.

La presencia de otra variable fonética bereber conocida como asibilación, que explica los topónimos canarios que empiezan por ch, s (con variante gráfica z) y j (Chacorche, Sonsamas, Jinama, etc.) es típica de los dialectos bereberes meridionales; especialmente, del sur de Marruecos.