Hace dos años la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaraba la situación de emergencia sanitaria mundial por el brote de ébola más perjudicial conocido hasta la fecha. El virus acabó entonces la vida de 11.455 personas. A día de hoy, la cepa más dañina del ébola -del tipo Zaire- lleva casi un año afectando a la República Democrática del Congo (RDC), y ya ha infectado a más de 2.400 personas, logrando ser mortal en un 58% de los casos. Es decir, ha acabado con la vida de 1.400 personas.

El pasado 11 de junio, un niño y su abuela fallecían en Uganda de ébola tras asistir a un funeral en el Congo. Era la primera vez que el virus conseguía superar la frontera congoleña lo que provocó que las alertas mundiales saltaran. Pero no lo suficiente como para que la Organización Mundial de la Salud (OMS) decidiera considerar el brote como Emergencia Internacional de Salud Pública (PHEIC, por sus siglas en inglés), lo que llevó las manos a la cabeza de los expertos de todo el mundo, que llegaron a describir la decisión como "una oportunidad perdida".

Sin embargo, la determinación del comité expertos de la OMS se asienta en la base de que el país tiene "poco que ganar y mucho que perder" si se declarara como PHEIC. Y es que la consecuencia directa de la declaración es el cierre de fronteras y, por tanto, la restricción a los viajes y el comercio, lo que, según la propia OMS podría resultar contraproducente para salud pública y podría mermar los esfuerzos del país por controlar la enfermedad.

No obstante, el personal que está asistiendo a los enfermos en la zona están encontrando que el control del brote se está convirtiendo prácticamente en un imposible. El brote ha emergido en la zona noroeste del Congo, lejos de donde había surgido en otras ocasiones. El problema es que el norte del país en estos momentos se encuentra en pleno conflicto, lo que dificulta el acceso al personal sanitario. De hecho, se han registrado al menos 119 ataques separados contra trabajadores u operaciones de respuesta al ébola desde enero, según cifras de la OMS, lo que ha forzado en muchas ocasiones el cese intermitente de estas actividades.

A esto se le suma que muchas personas no acuden a los hospitales de campaña por miedo a quedarse allí durante largos periodos de tiempo, ya que no se puede dar de alta a ningún enfermo hasta que no supere la enfermedad y esté totalmente libre del patógeno. "Esta epidemia está en una fase aterradora y no muestra signos de detenerse a largo plazo", afirmó Jeremy Farrar, investigador de enfermedades infecciosas de Londres, quien además considera que es probable que el brote acabe propagándose a otros países vecinos de la RDC, como Ruanda o Burundi.

Y mientras, los fondos para investigación y tratamiento son totalmente insuficientes, lo que también está dificultando el confinamiento del virus. Una situación que se podría revertir si la OMS reconsiderara su decisión. De momento, el Comité de Expertos de la organización internacional tan solo ha afirmado estar "profundamente decepcionado" con que los países no hayan recibido la financiación y los recursos necesarios para controlar el brote y ha instado a la comunidad internacional "a dar un paso adelante".

Extremadamente infeccioso

El virus que se está extendiendo por el Congo es muy complejo. El ébola es capaz de infectar a una gran variedad de células, incluidas las de las membranas mucosas, el sistema inmunológico, las células endoteliales que recubren los vasos sanguíneos y las células del hígado, el bazo y los pulmones. Asimismo, es capaz de infectar a células de otras especies. No obstante, aún se desconoce cómo el ébola interacciona con esas células.

La situación que se debe principalmente a las altas restricciones de bioseguridad para trabajar con el ébola en el laboratorio, que, según la normativa europea, solo se pueden manejar en laboratorios de nivel 4. Una estructura que, entre otras cosas, es muy costosa.

A pesar de las dificultades, los científicos han podido determinar la glicoproteína que codifica el virus, ya que sobresale de su superficie como tres picos. Se presume que se une así a su receptor de células -el que aún aún no se ha identificado-.

Gracias a los pocos avances realizados en la materia, el personal sanitario que está actuando en la zona está siendo tratado con tres tipos de tratamientos experimentales: el ZMapp ( un cóctel de anticuerpos biofarmacéuticos), el Remdesivir (un fármaco) y un tándem de dos vacunas con base glicoproteíca. Los investigadores esperan que estos tratamientos puedan producir una protección a largo plazo contra el virus, pero recuerdan que "aún nos encontramos en un contexto en el que no existen medicamentos que hayan probado su efecto beneficioso".

En el mundo globalizado, cualquier brote local se puede convertir rápidamente en global. La OMS solo ha declarado un PHEIC en cuatro ocasiones desde que se introdujo como herramienta en 2005: en el brote del ébola en África Occidental en 2018, la gripe pandémica de 2009, la polio de 2014 y el Zika en 2016. Y no cierra las puertas a hacerlo en el Congo, pero no lo hará hasta que la situación no cumpla todos los criterios. Es decir, "ser una situación "grave, repentina, inusual o inesperada que pueda requerir una acción internacional inmediata".

El riesgo de diagnosticar un caso en España es "nulo"

El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón, señaló que el riesgo de que haya un caso de ébola en España es "extremadamente bajo, prácticamente nulo".

"El riesgo está limitado a la zona epidémica en el noreste de la República Democrática del Congo. Hay que recordar que el tráfico aéreo y marítimo entre la zona de riesgo y España es muy limitado, no existen vuelos directos ni líneas marítimas regulares entre España y la República Democrática del Congo, por lo que el riesgo de transporte directo de personas es mínimo", añadió Simón durante una reunión en el CCAES para evaluar protocolos en ébola y favorecer una buena coordinación y respuesta en España en caso de necesidad.

El encuentro ha estado presidido por la ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo, quien ha resaltado que "todos los protocolos están listos y actualizados". "Todas las Administraciones sanitarias están preparadas ante cualquier eventualidad relacionada con la enfermedad", insistió.

Las comunidades autónomas, por su parte, realizan simulacros y formación continua del personal de manera periódica en las Unidades hospitalarias de Aislamiento de Alto Nivel (UAAN).

Declaración de emergencia

A favor. La declaración de una situación como emergencia mundial mejoraría la colaboración entre países porque se compartiría información sobre la emergencia en tiempo real. Además se lograrían más fondos para investigación y confinamiento de la enfermedad.

En contra. Se restringirían los viajes y el comercio con el país afectado, las aerolíneas cancelarían sus vuelos hasta el lugar y se cerrarían fronteras. Todo ello podría tener en estos momentos un impacto socioeconómico importante que puede afectar a la propia contención del patógeno.