El recuerdo y la memoria del niño Eliseo Arrocha volvió a centrar por segundo año consecutivo la jornada de encuentro y unidad, celebrada el pasado domingo, de la comunidad educativa del colegio Salesianos de La Orotava. El club de fútbol sala que integra ejerció de nuevo como eje vertebrador. El crío desaparecido da nombre a un premio establecido para valorar el sacrificio, el esfuerzo y el compañerismo. Un galardón que ha cumplido este año su segunda edición.

En su versión competitiva, el club deportivo Salesianos lleva el apellido comercial de Dimurol. Su familia y la de todo el centro se reunieron en un almuerzo en torno a la idea de reconocer a quienes han destacado en la parcela pública del deporte o bien realizan el trabajo en las sombras de una forma completamente desinteresada.

En 2018, en la primera edición, Carlos Yarza y Ana Bretón fueron los galardonados. Este año lo han sido dos mujeres. Por un lado, María Victoria Luis González por su dedicación y servicio durante varios años al club. Por otro, Mari Chelli Padrón Hernández por su devoción al mundo salesiano y la implicación con el CDS Tenerife al que ayuda como voluntaria siempre desde un segundo plano.

El club Salesianos quiere "dar las gracias a todas las personas que desinteresadamente apoyan a esta entidad deportiva dedicada a educar en valores a través del fútbol sala y del voleibol".

La familia de Eliseo Arrocha no faltó a la cita. Su padre, Jesús, emocionado ayer con la llamada de El Día para recordar la fecha y en especial Luis, su hermano mayor, encargado de entregar los premios a las galardonadas. En su caso, la jornada, como casi la tarea diaria, supuso una muestra más de superación personal.

Javier Torres, presidente del club, glosó la figura de Eliseo desde una clara perspectiva: "Es el protector desde el cielo de los salesianos, Él nos guarda donde quiera que esté para que nunca nos pase nada".

Después de la entrega de medallas, trofeos y distinciones individuales, el momento emocionante llegó con el premio de Eliseo. Lo entregó su hermano Luis a las dos Marías en un momento especialmente emotivo.

Carlos Yarza Candina y Ana Bretón Peña, tal vez desconocidos para la gran mayoría, tuvieron el "privilegio" de ser acreedores del primer Premio Eliseo Arrocha. Así lo manifestaron entonces, exactamente igual que María Luis y Mari Padrón en esta oportunidad.

Constituido por la junta directiva del club en 2018 y apoyado e impulsado por la comunidad salesiana, en general, el premio reconoce "todos los valores que dejó impregnados el joven Arrocha: esfuerzo, saber estar, luchar contra todo... En definitiva, querer vivir por y para los demás". Una auténtica filosofía de vida.

El galardón se entrega a quien atesore los valores descritos, bien sea jugador, entrenador, colaborador o padre del CD Salesianos, que representa con orgullo al municipio de La Orotava. A alguien que en el año sea "un soplo de aliento y un apoyo para el club".

Si bien Eliseo Arrocha pasó a ser una sonrisa eterna, con este premio se pretende que su estrella nunca deje de brillar como él siempre deseó. Y baje para su gente.

El recuerdo de Vitolo

Jesús recordaba ayer el encuentro con Vitolo Añino, entonces jugador del CD Tenerife y hoy en el Cartagena. Ocurró en agosto de 2017, apenas un mes antes de que Eliseo subiera al cielo. Un padre que comprobó entonces la solidaridad del deportista y de su Asociación de Amigos mantiene hoy que "su calidad como persona es mucho mayor que como futbolista". Eliseo tuvo un grave problema de salud que le llevó a recibir tratamiento en Barcelona. Siempre fue un apasionado del fútbol y el equipo de su tierra. Su ídolo era Vitolo, le ilusionaba conocerle y lo consiguió. No hay nada como hacer feliz a un niño. Y junto a Eliseo siempre su hermano Luis, un poco mayor. Hoy tiene 9 años; Eliseo se fue con 7. Eran inseparables y un poco Eliseo se ha quedado en espíritu junto a Luis y su padre, Jesús. Este afirma en la actualidad lo que ya dijo entonces: "Mis hijos son una bendición y me han hecho valorar más la vida".