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BARRIO A BARRIO | Imeldo Serís

El centro comercial de Santa Cruz gana una calle

En los próximos días se asfaltará la calle Imeldo Serís, que entrará en servicio el 10 de diciembre

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Visita a las obras de Imeldo Serís Carsten W. Lauritsen

Antes de que finalice el año se hará efectivo un viejo anhelo del jefe de Obras de Santa Cruz: la calle Barranquillo dejará de ser la trasera de El Castillo para recuperar su protagonismo.

El centro comercial de la capital tinerfeña sumará una vía cuando finalice la obra de la calle Imeldo Serís. Tras un año de mejora lucirá una nueva imagen, si bien la parte más ambiciosa de la intervención no es visible, pues ha consistido en la canalización del antiguo barranquillo del que tomó nombre la zona en el viejo Santa Cruz.

Desde que comenzó la intervención en Imeldo Serís, en noviembre del pasado año, el concejal de Obras e Infraestructura, Dámaso Arteaga, se ha convertido en un habitual del lugar con sus continuas visitas para conocer la evolución de los trabajos, como ocurrió ayer, lo que ha permitido que los comerciantes la calle Barranquillo le trasladen sus preocupaciones para mejorar el acabado de la calle o disminuir las molestias.

La intervención se ha desarrollado en los 270 metros que abarcan desde la plaza de las Víctimas de Terrorismo hasta la intersección con Valentín Sanz, y han supuesto una inversión de 2,2 millones de euros, al que hay que sumar el IGIC. Por resumirla de forma popular, ha sido una obra que no ve la suegra; o sea, hubiera sido más sencillo y habría causado menos problemas haber acometido la mejora de la superficie con adoquines y jardineras en vez de tocar el saneamiento.

Curtido en plazas mayores, Arteaga asumió el reto que marcó el alcalde de realizar una reforma integral en Imeldo Serís, por lo que inicialmente se dividió la obra en tantas fases como tramos para aliviar a los comerciantes. El objetivo era concluir unos y afrontar otros, pero se cumplió la maldición del gitano –que reza que ‘en obras te veas’– y comenzaron a surgir contratiempos, como el hallazgo de la canalización del antiguo barranco del Aceite –frente a la tienda de aloe–, con un techo abovedado de piedra que obligó a replantear la intervención, o la mejora de la red eléctrica, o el hueco que se localizó precisamente a la entrada del edificio de la Librería La Isla, que obligó a su hormigonado antes de continuar con la instalación de unas tuberías de un metro y medio de diámetro. 

Las incidencias iniciales obligaron a ir avanzando y sumando fases, mientras los establecimientos de las primeras etapas de las obras llegaron a advertir retrasos de hasta siete meses. Entonces se quejaron además de la inmediatez con la que se inició la obra –anunciada durante años– y cuestionaron la idoneidad del momento, al inicio de la campaña de Navidad y tras la incidencia con virulencia del covid. Ayer, casi un año después del inicio de la obra, Imeldo Serís ya cuenta con la obra subterránea finalizada, salvo en la zona de Valentín Sanz, con las aceras adoquinas a ambos lados –que dejan en el olvido la mayoría de los aparcamientos suprimidos– en la mayoría de los 270 metros de longitud y pendientes de que la lluvia permita asfaltar esta semana y se proceda a activar la nueva iluminación que saque a Imeldo Serís «de la ratonera» en la que estuvo convertida. Una vez esté asfaltado se retirarán las vallas y el acopio de materiales se realizarán en la zona más próxima a Valentín Sanz.

Obras e Infraestructura prevé que la vía quede acondicionada de manera provisional para el Plenilunio del fin de semana, si bien la puesta en servicio desde la plaza de las Víctimas del Terrorismo hasta Valentín Sanz se prevé desde el 10 de diciembre, compromiso adquirido por Arteaga con los empresarios y comerciantes.

El concejal recuerda la necesidad de garantizar el paso a los edificios que cuentan con aparcamientos, así como para facilitar el tránsito a los proveedores de los establecimientos, y reitera que hasta el 27 de diciembre no concluye el plazo oficial para recibir la obra. Hasta entonces no se permitirá el tránsito de vehículos por el riesgo que supone simultanear el paso con la obra. Otra cosa es que las calles transversales de Imeldo Serís sí recuperen su tránsito como ocurrió antes de los trabajos. En esa línea insistió Navin, el rey de la venta de gafas de sol en Tenerife, que con su tío regenta cuatro establecimientos especializados en la calle del Castillo y que ayer acudieron al concejal para pedirle que ni se le ocurra hacer experimentos en el tráfico en plena campaña navideña, y reiteran que se mantenga el trazado como estaba operativo hasta el inicio de la obra.

A falta de que se retiren desde el día 10 las vallas, ya existen brotes verdes de la nueva calle Barranquillo que marcan un cambio de tendencia. Han desaparecido los carteles que anunciaban el alquiler de locales comerciales y en el lugar han abierto tres establecimientos y se suma la mejora que se desarrolla para el acondicionamiento de otros de toda la vida.

No falta quien recuerda las incidencias que padecieron el pasado fin de semana dos edificios que se localizan frente al Centro Comercial Castillo, que se vieron privadas de suministro eléctrico, al parecer, porque los roedores afectaron unos cables de la zona.

En la visita de obra de ayer, los comerciantes le trasladaron al concejal la preocupación por colocar un paso de peatones frente por frente a la puerta de su nuevo establecimiento. Además, dado que hace esquina, no tiene posibilidades para habilitar unas mesas en forma de terraza porque es preciso garantizar el paso de peatones.

Una obra con humanidad

La crispación de los primeros siete meses de obra dejó paso a una calma chicha basado en la confianza de los empresarios en el concejal, quien se ha ganado esa empatía con su presencia semanal para atender las demandas.

En colaboración con el jefe de obra y la contrata de los trabajos, una vez el movimiento de tierra llegó a la zona del Centro Comercial Castillo se habló con la cafetería que tenía su terraza en la calle Barranquillo y Paque –como se conoce al jefe de obra– le preguntó si iban a cerrar durante las obras. Ante la negativa por la necesidad de continuar abiertos para evitar la clausura y la pérdida de los trabajo, la contrata le habilitó dos terrazas según se iba ejecutando la obra, para conciliar la intervención con el negocio. Algo similar ha hecho el jefe de obra con un joven autista que, cada vez que va a salir a la calle, su padre lo advierte y se paralizan los trabajos para evitarle mayores molestias. Ahora solo resta que la nueva calle Barranquillo sea ya una realidad. En unos días, provisionalmente, y recibida en unas semanas.

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