«Los vendedores del rastro quieren volver a la zona donde estaban antes del Covid, en el entorno del Mercado Nuestra Señora de África, cuando las medidas sanitarias lo permitan». Así lo anuncia la presidenta de los puestos ambulantes, Carmen Tejera, que recuerda que el actual emplazamiento, donde estuvo la feria en el Carnaval antes del confinamiento, no satisface las demandas de los comerciantes.

Tejera explica que muchos de los vendedores consideran un «gueto» la zona donde están vendiendo desde el pasado mes de mayo: «pasaron de tener un puesto de hasta cuatro metros y ahora se ven encajonados en un espacio de dos metros, sin posibilidades de ampliarlos».

Con la nueva normativa, también es de obligado cumplimiento que no se puede poner nada en el suelo, sino todo sobre mesas y «los vendedores consideran que no tienen espacio para mostrar su mercancía». «Ni siquiera hay espacio para hacer otra reubicación, porque está limitado», se lamenta Carmen Tejera, quien elogia, sin embargo, la acogida del público. «Es mucha la gente que acude cada domingo; no se pide el cambio de ubicación por la falta de visitantes, sino por las limitaciones de espacio, y eso sin olvidar que la ordenanza municipal reconoce que el Rastro está formado por 631 puestos, aunque más de doscientos, por los problemas que fueran, quedaron vacíos en el actual emplazamiento».

Explica que «queremos que se saquen esos puestos a sorteo, porque hay muchísima gente en lista de espera para acceder a uno, pero para eso es necesario volver al emplazamiento que estaba, en la zona de La Recova, cuando las medidas sanitarias lo permitan».

Frente a estas reivindicaciones de los vendedores, vecinos de los edificios donde estuvo el Rastro hasta el covid han iniciado una recogida de firmas para que no se vuelva a instalar en las cercanías de sus viviendas.

Tejera asegura que el rechazo al regreso es solo la postura de unos pocos, porque «todos los negocios del Mercado, los puestos azules y muchos vecinos quieren que regresemos, porque hasta está más limpia y segura la zona». La presidenta recuerda que ya un grupo de vecinos denunciaron al Rastro y perdieron ante los tribunales, porque la jueza hizo valer que los puestos estaban antes de la construcción de los edificios, si bien condicionó la permanencia de los puestos a que se respeten las entradas y salidas de esos inmuebles.