Poco después del mediodía se acercan unos senderistas británicos en compañía de uno local hasta el cruce de la subida de Almáciga, desde donde se ve la intervención en la ladera. A la pregunta de “qué es eso”, el residente no encontró mejor respuesta que explica son las caídas habituales de la zona.

Solo le faltó la música del Pasodoble Islas Canarias de fondo interpretado por Los Sabandeños al senderista local que acompañó a otros dos británicos para justificar la intervención que inició ayer la empresa Dragados, a iniciativa del área de Carreteras del Cabildo, para sanear y asegurar el talud de la carretera de Almáciga, donde el mediodía del pasado domingo cayó una piedra contra la que colisionó un vehículo, provocando dos heridos leves. “Son los tradicionales desprendimientos” fue una frase que sentenció como quien explica que visitar Anaga es un deporte de riesgo y algo tan típico como el pulpo frito que se sirve en Casa África, junto a la playa del Roque de las Bodegas.

Los “tradicionales” desprendimientos

Desde las ocho de la mañana de ayer, una decena de “escaladores-albañiles” de la compañía Dragados iniciaron los trabajos declarados de urgencia por el área de Carreteras que dirige Enrique Arriaga y que continuará hasta el martes, en una primera parte, para realizar un levantamiento topográfico de la zona y poder determinar dónde se va a colocar malla de protección y dónde se va a actuar con hormigón proyectado, en función del estado del terreno.

Es la primera parte de los dos meses que se prevé que dure la obra, aunque si se mantiene el ritmo del primer día no se descarta que se puedan acortar los plazos. No obstante, el director insular de Carreteras, Tomás Félix García, prefiere ser prudente y, por su experiencia como funcionario del Cabildo de Tenerife, realizar un seguimiento diario a los trabajos.

El coste de esta intervención tiene un presupuesto de 650.000 euros y desde la Corporación se trabaja para que esta actuación inmediata y provisional sea de largo recorrido en un proyecto más ambicioso que se podrá conocer en noviembre y que permitirá que la mejora en el talud en el que ahora se actúa complemente la actuación que planifica desde el área de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Santa Cruz, el departamento de Medio Natural, del Cabildo, y el propio Parque Rural de Anaga, más la propia dirección insular de Carreteras.

En cualquier caso, la obra que comenzó ayer en el talud de Almáciga, en la zona conocida como la hoya de la calle de La Cruz, será una inversión complementaria a un segundo proyecto que se planifica con más detenimiento y que podría ver la luz, al menos en cuanto a los trazos del proyecto, en noviembre próximo y que buscará el consenso con los vecinos para resolver demandas históricas, tales como la ordenación de los aparcamientos y de la intersección a la altura del cruce a la parte alta de Almáciga, justo donde está ahora cortado para facilitar la mejora del talud.

Una obra espectacular

El saneamiento de la zona se comenzó ayer de forma espectacular, con una decena de “escaladores-albañiles” descolgados por la ladera, que procedieron a limpiar la parte más próxima la parte baja del antiguo colegio de Almáciga. Primero, haciendo rodar las piedras sueltas, para seguir arrancando la vegetación de escaso valor.

Aunque desde el cruce, debajo del Risco Blanco, ya se advertía la intervención de la empresa Dragados, el verdadero mirado de lujo de la actuación que se sucederá durante casi dos meses se localiza en la carretera que da acceso a la parte alta del pueblo, justo en frente del bar Drago y la casa de Ignacio del Castillo, el último gangochero de Almáciga y que también recordaba ayer que él trabajó en ese tipo de trabajos, en laderas, precisamente con Dragados, la misma compañía que interviene en la zona. “Están los nuestros”, dijo con satisfacción y la seguridad de la obra bien hecha, conocedor del trabajo que se ejecuta.

Casi tantos vecinos, muchos ya jubilados, como operarios seguían la evolución de la obra desde el mirador de El Drago, desde donde se entendía la necesidad de que el tráfico no sólo esté cortado a los visitantes de la zona, sino incluso a los residentes del lugar, ya que un operario, a la altura del cruce, obliga a parar a los pocos vehículos que se acercan para, en intervalos de treinta minutos o poco más, alternar la intervención en el talud, siempre en función de la presencia de conductores.

Reunión de seguimiento

Mientras se iniciaba la intervención en el talud de Almáciga, cuatro días después de que se produjera el desprendimiento, los representantes del Ayuntamiento y el Cabildo de Tenerife celebraron ayer la primera de las reuniones de seguimiento que fijaron hace casi dos semanas, cuando se convocó la nueva “cumbre de Anaga” con el objetivo de conocer la situación de la zona y la respuesta en la que se trabaja para atender las demandas de los vecinos.

Por parte del ayuntamiento participaron la concejala de Seguridad Ciudadana y Policía, Evelyn Alonso, así como la responsable del distrito Anaga, Macu Fuentes, mientras que el Cabildo estuvo representado por el vicepresidente del Cabildo y consejero de Carreteras, Enrique Arriaga, así como los directores insulares de Carreteras y Medio Ambiente, además de la directora del Parque Rural de Anaga.

En el encuentro, el director insular de Carreteras, Tomás Félix García, explicó la intervención que se ejecuta en la actualidad para dar respuesta a la situación sobrevenida el pasado domingo con el objetivo de que el saneamiento y la seguridad del talud sea parte del proyecto más ambicioso que se prepara para que se presente el próximo noviembre.

Para Tomás Félix García, la solución para el litoral de Almáciga pasa por adoptar el la fórmula aplicada ya para la playa de El Socorro, en Los Realejos: ampliar la acera más próxima a la playa, a su lado habilitar aparcamientos y dos carriles de tráfico. Junto a la mejora en la playa de Almáciga, se trabaja en habilitar una intercesión –que no rotonda– en el cruce que permite el acceso a la parte alta de Almáciga y reordenar los aparcamientos en la playa del Roque de las Bodegas, donde ahora se encuentran los contenedores. Son las pautas de un proyecto futuro; ahora el objetivo es sanear y asegurar el talud en dos meses.