Lo que inicialmente se planteaba como una intervención para mejorar la iluminación, la carpintería de aluminio de varios bloques, la instalación de porteros eléctricos antivandálicos y papeleras está a punto de deparar un movimiento social y cultural en los trece bloques que integran las 174 viviendas de la promoción Arco iris, de la curva de Taco. De la mano de Pedro Rodríguez, Adán Armas y Yapci Martín, entre otros, los jóvenes que nacieron en el antiguo San Pío y que crecieron en las nuevas viviendas lideran el nacimiento de la Asociación Cultural Ocho Islas para dar servicios a los residentes en el barrio.

El alcalde de la capital tinerfeña, José Manuel Bermúdez, pasó revista a las actuaciones municipales desarrolladas desde la Concejalía de Viviendas en las 174 viviendas Arco Iris de la curva de Taco. Hace unos tres meses visitó la zona y ayer volvió a al lugar para conocer el grado de aceptación de los trabajos desarrollados.

Poco antes de las seis de la tarde, el concejal del área, el nacionalista Juan José Martínez, departía con el gerente de Viviendas y los vecinos sobre la ejecución de los trabajos. Al final, se ha completado la mejora de la iluminación, la reposición de una parrilla en el acceso principal para dar luz y garantizar la limpieza de la zona, así como la instalación de nueva carpintería de aluminio en los trece bloques con la máxima del “ya que”. “Ya que estamos en obras” también instalaron portero eléctrico antivandálico, también se arreglaron los portones, se colocaron luminarias en el interior del residencial y se trabaja en la mejora de las humedades en los bajos de un bloque.

La entrada de las 174 viviendas de Arco Iris de la curva de Taco en el proyecto de mejora liderado por la Concejalía de Viviendas se deja notar hasta en la limpieza de los patios exteriores, donde ahora llama la atención que haya unos papeles caídos cuando antes el abandono campaba junto a la puerta de acceso de las viviendas.

Entre los remates, quedan pendiente la pintura de las rejas exteriores y, tras la visita del alcalde de Santa Cruz ayer, junto al concejal de Viviendas y la concejala del Distrito de Ofra, también se inspeccionará a los trece bloques para conocer el estado de la instalación eléctrica. El trabajo de intervención se ha realizado gracias a la colaboración e implicación del presidente de la asociación de vecinos, Cristóbal Darias, quien ayer no pudo estar presente porque lo avisaron para someterse a la esperada vacunación. En su lugar, el vicepresidente, Julián Torres, mostró la satisfacción con el cambio que ha dado la zona tras la mejora en el plan de vivienda.

“¿Y que tal la convivencia?”. El alcalde fue al grano en su diálogo con los vecinos, para reconocer que en las últimas semanas había pasado por la zona. Julián Torres, el vicepresidente de la asociación vecinal, elogió el buen ambiente que reina gracias a la implicación de los jóvenes del barrio. De nuevo Bermúdez los alertó: “Los barrios que tienen una organización interna funcionan estupendamente, ya lo han visto en San Pío o en otras zonas. Es fundamental que sean los propios vecinos quienes lideren y mantengan la zona donde viven”.

Los jóvenes piden paso

El vicepresidente de la asociación, junto a la concejala de distrito de Ofra, la nacionalista Gladis de León, presentó a Pedro Rodríguez Roqué, uno de los jóvenes de la zona que ha asumido la presidencia de la Asociación Cultural 8 Islas, acompañado por Adán Armas –con el bagaje de estar vinculado a la murga femenina Burlonas–, que asume la vicepresidencia del colectivo, o Yapci Martín, el tesorero.

Hablan con sentido de pertenencia al barrio. “Nosotros nacimos en el antiguo San Pío y cuando nos dieron las viviendas nos vinimos aquí. En esta zona nos hemos criado y casado”, explica Adán en presencia de su hija. Codo con codo, el vicepresidente de la asociación de vecinos, Julián Torres, también se pronuncia: “Ellos han recogido las firmas necesarias entre todos los vecinos para sacar adelante la asociación cultural y estamos todos de acuerdo; la vecinal se dedicará a unas cosas y ellos quieren reactivar el barrio con actividades”.

Los mayores se refieren con nostalgia a San Pío, una urbanización también objeto de mejora del que no solo elogian el equipamiento deportivo, sino a sus familiares y amigos. “Claro, que vayan los niños caminando desde las 174 viviendas hasta San Pío es un peligro, porque lo tienen que hacer por la carretera y no los dejamos”, reconocen.

Por eso, entre sus demandas han incluido una zona de calistenia; hasta uno de los dirigentes de la asociación cultural ya se ha comprometido a dar clases a los residentes en la zona. Pedro y Adán apuntan: “Queremos volver a participar en los juegos municipales, también incluir a nuestros mayores en el programa que se organizaba para llevarlos a la playa de Las Teresitas”.

Los residentes hablan con sentido de pertenencia de la urbanización, como si los espacios comunes fueran la prolongación de sus viviendas. Entre esos detalles de la obra pendientes de mejorar, Airam Arocha se acerca al alcalde para mostrar que es precisa una solución para la puerta de su casa. No se trata de fuerza, sino de jeito. Y explica que la cerradura del portón se le viene encima cuando intenta entrar, un detalle al que se comprometieron a buscar solución inmediata, como a la cuba de agua para que baldeen por dentro las zonas comunes de la urbanización. En la curva de Taco parece haber nacido el espíritu arco iris.