Más de cuatrocientos empresarios del sector de la restauración de la capital tinerfeña han solicitado a la Concejalía de Servicios Públicos, que dirige el popular Guillermo Díaz Guerra, obtener la licencia exprés que le permita instalar una terraza en el exterior de su establecimiento como tabla de salvación para sortear el cierre, decretado por el Gobierno de Canarias dentro de las medidas anticovid, de aplicación desde el pasado 17 de diciembre. Dicha medida impedía la actividad empresarial en bares y cafeterías de la capital, muchas de las cuales carecían de mesas en el exterior. Por tanto, la licencia exprés se ha convertido en una decisión de vida o muerte para continuar con su actividad y, por tanto, el sostenimiento tanto del su negocio como del empleo de miles de trabajadores.

Así nació la licencia exprés.

El concejal de Servicios Públicos, Guillermo Díaz Guerra, ha sido el mentor de la fórmula para sortear la imposibilidad de despachar en las barras y mesas de los bares. El edil popular atribuye la tabla de salvación al reto que le lanzó su director de distrito Centro de la capital, Horacio Pérez. “Estábamos sentados en una terraza (Bon Vivant) y salió la camarera con las manos en la cabeza porque estaba oyendo el anuncio del decreto de cierre a través de la radio. Iba a llorar. Horacio me miró y me dijo: Jefe, tienes que hacer algo, hay que abrir más terrazas sin que tengan que esperar tanto. Le dije: Creo que podemos hacerla por comunicación previa con un procedimiento exprés. Mañana me pongo a ello; bueno no, ahora mismo. Y metí en el chat del grupo de gobierno: Tenemos que hacer un procedimiento urgente de apertura de terrazas, me pongo a ello”. Eso fue el día 16 de diciembre.

A las ocho y diez del 17 “ya había un grupo virtual de trabajo y en la Junta de Gobierno Local lo comenté y me ausenté, porque tenía a la gente esperando. Al mediodía de ese mismo día anuncié, por vídeoconferencia, que ya estaba el procedimiento y que lo tendríamos escrito por la tarde, para que el alcalde sacara un decreto al día siguiente”.

La fórmula de Díaz Guerra marcó tendencia y acabó por convertirse en la tabla de salvación que ha apadrinado la mayoría de Tenerife para evitar la quiebra.

Casi un mes después de estar en vigor esta fórmula de terrazas en la calle –en la acera e, incluso, en aparcamientos–, el alcalde de Santa Cruz, José Manuel Bermúdez, y los concejales de Servicios Públicos, Guillermo Díaz Guerra; de Promoción Económica, Evelyn Alonso, y de la Sociedad de Desarrollo, Alfonso Cabello, se reunieron ayer con representantes del sector de la restauración para valorar la aceptación de la medida y estudiar qué hacer si hoy, como se prevé, el Gobierno canario puede aliviar las medidas correctoras y permitir la ocupación al 50 por ciento del interior de bares y cafeterías en la capital.

Comienza la transición.

“Hemos comunicado a los representantes de la restauración que mantendremos las terrazas exprés durante un tiempo de transición y les animamos ya a comenzar a solicitarlas por el procedimiento ordinario, para ir agilizando. Las terrazas deben permanecer, porque, lógicamente, ayudan a la actividad económica y la posibilidad de contagio del Covid es menor que en interior. Eso hace que decidamos mantenerlas el máximo tiempo que jurídicamente sea posible”, explicó Díaz Guerra.

“Estamos elaborando nuestro procedimiento interno –porque afecta a cuatro concejalías– para aligerar al máximo los plazos. Cuando llegué había terrazas esperando informes más de dos años. Eso es intolerable. Queremos que los plazos ordinarios no superen el mes”, añade el edil.

Desde Servicios Públicos se trabaja en nuevas tipologías de plataformas que mejoren su integración estética en la ciudad y, a la vez, abaraten notablemente el coste de instalación. “Todo desde el respeto al descanso y las condiciones de accesibilidad”, es el compromiso de Díaz Guerra.

Efecto gremlins.

El fin de semana del sábado 19 y domingo 20, el equipo de gobierno de Santa Cruz apretó el acelerador para que en la mañana del lunes, 21, los bares y cafeterías de la capital que veían amenazada su actividad contaran con terrazas habilitadas en la vía pública. Así, donde antes había aparcamientos frente al bar, florecieron terrazas, no sin el malestar de algunos vecinos de la zona que veían cómo –en el caso de Méndez Núñez con Numancia, por ejemplo– antes se multaba a vehículos por estacionar sobre la línea amarilla que velaba por la visibilidad y ahora, hay una terraza.

También el colectivo Queremos Movernos, que representa a personas con movilidad reducida, ha reconocido su paciencia en estos momentos con una medida que permite salvar negocios, si bien ha denunciado situaciones límites de cafeterías que montaron terraza en la acera y en los aparcamientos sin contemplar el paso para quienes precisan de una silla de rueda o tienen diezmada su vista.

En la actualidad, el área de Servicios Públicos ha recibido más de cuatrocientas solicitudes para instalar terrazas exprés; el trámite que antes duraba hasta un año, se ha resuelto en 48 horas, en algunos casos, y ha acabado por marcar tendencia en los cinco distritos de la ciudad chicharrera.

Un cine con terraza.

A las puertas del cine Víctor, hay mesas. Pertenecen al bar Imperial, de Manuel García, un clásico que abrió bajo la tutela familiar en 1961. Cuando el Gobierno canario decretó el cierre, la capital vio cómo se ponía en peligro la continuidad de este altar de los bocadillos de pollo. Inicialmente, Manuel García intentó subsistir vendiendo comida para llevar, pero era insuficiente para cubrir gastos. Después de un amago de cierre, hace poco más de una semana que disfruta de una terraza, como mal menor.

Un bar que goza de salud.

Junto al campo de fútbol San Joaquín, el bar Salud que regenta Alcibiade Santos desde hace diecisiete años, casi el mismo tiempo que estuvo en su negocio en la plaza del Adelantado. Ayer mismo aprovechaba la visita del concejal de zona, Carlos Tarife, para pedir los papeles y convertir la terraza exprés en una oferta más de su establecimiento y “poner una en condiciones. Esto está muy bien para el vecino y da vida al barrio”.

Un bar con menos pérdidas.

En César Casariego, en Ofra, la hamburguesería Popis, un ejemplo de superación. Comenzaron vendiendo hamburguesas en 1992 y del local pequeño ampliaron la oferta a uno contiguo, que ayer por la mañana atendía Juan, camarero incorporado hace tres años. A falta de hablar con su propietario, Carlos, reconoce que la terraza exprés es una “tabla de salvación” para sortear un cero total de ingresos. Eso sí, en la actualidad la recaudación oscila entre el 40% y el 50%, pero les permite capear el temporal.

“Si no mueres de Covid, mueres de pulmonía”.

Es el comentario divertido de Nayra, la hija de Ramón Plasencia y Rosa Elvira Morales, un matrimonio gomero que echó a andar hace 21 años el bar El Compadre, en El Sobradillo. Su padre estaba a punto de jubilarse cuando el Gobierno decretó el cierre de los bares y a punto estuvo de desistir de reabrir las puertas. La licencia exprés ha abierto una vía nueva: venden comida para llevar, atiende también la terraza y hasta recibe pedidos en el teléfono que lleva en la muñeca.

Los Churritos, un clásico de San Andrés.

Al frente de casa Fernando, los hijos del patrón, Antonio y Fernando, que han padecido pérdidas del 50%, a pesar de abrir la terraza. Antonio lamenta la falta de sensibilidad de las administraciones. De hecho, todavía espera el pago del Gobierno canario. “La terraza es un parche del alcalde, porque no miran que tenemos menos ingresos y exigen los mismos impuestos”. Los Churritos abrió hace 43 años y hace 26 está al frente Fernando hijo. “Tenían que bajar los impuestos, pero no tienen conciencia real del problema”, se lamenta Antonio.