Era imposible estar en la parada de guagua esperando la guagua y, si encontrabas a Beny García, de Deportes Salud, no volverte a casa con un par de tenis. No hace hacía falta que entraras. Ella te lo acercaba a la puerta. Y si no lo hace ahora es porque está en obra la calle. Es la peor rival del concejal de zona, porque a todos conoce. Tiene palabras cariñosas para todo. Eso no quitan que, hasta con la mascarilla puesta –que evita conocer la expresión del rostro– desarme a Tarife cuando le reprocha que no era la mejor época para comenzar las obras en la avenida Venezuela.

Integra la plantilla de Deportes Salud desde hace treinta años y habla con tal sentido de pertenencia que parece la dueña del establecimiento por el celo y el orgullo que le pone. “Nosotros tenemos tienda en...” y las empieza a enumerar con la facilidad que Mingo de Míster Smile cuenta la oferta de su cafetería...

Detrás de su jovialidad, se encuentra una historia de superación. No solo saca cuentas de las tiendas de Deportes Salud –con presencia hasta en La Gomera, sino que recuerda que aún restan por incorporarse compañeros del ERTE. Una situación más para lamentar las obras, máxime porque “esta tienda siempre ha tirado también del resto”.

Beny nació en Cuesta Piedra. A sus cuatro años quedó huérfana de padre y dejó sus estudios –entonces cursaba Administrativo en el colegio de La Inmaculada, de La Salle– para ayudar a sacar a su familia adelante y completar la pensión de viudedad de su madre. En total, eran siete en casa: su madre, cinco hijos y un sobrino-hermano.

Frente a los avatares de la vida, “la alegría es la mejor medicina”. “Pero nos mataron con esta obra”, le reitera al concejal, y a partir de ahí se lo lleva afuera para desvelarle un plan de obras: frente al BBVA un reservado para el carga y descarga de la tienda, y al lado mover el muro y bajarlo unos siete metros para ganar cuatro aparcamientos para coches. Y en la plaza de la iglesia “una caseta de obras y dos máquinas no pueden ocupar todo eso; hay que arreglarlo”, le encomienda al concejal, que hace suya algunas ideas antes de comprometer a comprar unos tenis.