Un grupo de vecinos de San Andrés ha secundado por tercera oportunidad el llamamiento realizado por la asociación del pueblo de pescadores bajo el lema Juntos podemos salvarlo, que, desde que se puso en marcha, tiene por objetivo la mejora del los enterramientos que se localizan en este cementerio ubicado junto a la vía de acceso a la playa de Las Teresitas.

Marcos Cova, destacado dirigente vecinal del colectivo, asegura que en los dos últimos años la asociación ha centrado sus esfuerzos en la reposición de las cruces, después de que la mayoría se encontrara en un avanzado estado de deterioro cuando no habían sido objeto de actos vandálicos e, incluso, de ritos de santería.

Precisamente por este último motivo y el temor a que las tumbas puedan ser profanadas, Cova hace suya la inquietud de los residentes en el pueblo de San Andrés y ha solicitado a la concejala del Distrito de Anaga, Macu Fuentes, que se proceda al vallado exterior del camposanto así como a instalar iluminación porque esta zona está totalmente a oscuras cuando entra ya la tarde-noche.

Complementando el vallado y la iluminación, la Asociación de Vecinos El Pescador reclama también que se reponga la capilla que se localiza en el interior del cementerio, y recuerda que años atrás desde el Distrito de Anaga se realizaron gestiones con técnicos de la Concejalía de Obras y los expertos aseguraron que era inviable la rehabilitación del pequeño habitáculo de culto religioso, por lo que apostaron por uno de nueva creación respetando las características técnicas del que existe en el interior del camposanto.

A la espera de que los gobiernos municipales de Santa Cruz actúen, los vecinos han realizado hasta una recogida de dinero para adquirir materiales, como madera, y realizar nuevas cruces para restituir las que estaban en mal estado o que se colocaron sin rematar y ya estaban afectadas por el salitre y el sol. Con este motivo, los vecinos se reunieron el pasado 24 de octubre para adecentar las cruces y hasta contaron en esta oportunidad con la colaboración del Distrito de Anaga, que les proporcionó materiales que le han permitido acometer la reposición de 32 elementos religiosos, las que restaban después de las 132 que han repuesto en los dos últimos años.

Estos trabajos se realizaron durante todo el pasado 24 de octubre y permitieron que los visitantes se encontraran el cementerio en óptimas condiciones.

Más allá del mantenimiento, la Asociación de Vecinos El Pescador reiteró la demanda a la concejala de zona para que haga suyas las demandas para hacer posible el vallado perimetral, la instalación de iluminación y la reconstrucción de la capilla.

No se queda ahí la campaña Juntos podemos salvarlo, pues el colectivo vecinal se ha propuesto ahora dirigirse a los propietarios de los nichos que se localizan en este cementerio de San Andrés para solicitar autorización y proceder a la reposición de las lápidas que se encuentran en mal estado o, incluso, están ya rotas.

La concejala de Anaga, junto a la directora del distrito, visitaron a los vecinos durante los trabajos realizados y, según los dirigentes vecinales, se comprometieron a trabajar desde ayer, lunes, en el proyecto para el vallado perimetral del camposanto, después de escuchar el testimonio de los residentes que rechazan la práctica de ritos de santería y están preocupados por posibles profanaciones de las tumbas del lugar.

De la misma forma que el Ayuntamiento tiene previsto iniciar de forma inmediata la rehabilitación del cementerio de San Rafael y San Roque, que se localiza en el barrio de El Cabo, los vecinos de San Andrés reivindican un proyecto integral para la mejora de este camposanto que tiene más de un siglo de historia, para que permita su conservación.

Marcos Cova añade que San Andrés contó con dos cementerios, el antiguo, como se le conoce popularmente por los oriundos del lugar, que se localiza en la trasera de la iglesia del pueblo, cuyo origen se remonta a 1828, en un emplazamiento que corresponde a la actual ubicación del tanatorio; y el segundo camposanto, junto a la playa, cuyo origen se vincula a 1893, coincidiendo con la epidemia de cólera que azotó la ciudad y que fue tomando forma y completándose hasta que en 1911 se construyeron los muros perimetrales y, en 1930, una pequeña habitación que se dedicó a las autopsias, siendo el último enterramiento en el año 1964.

Cova recuerda que "el 21 de febrero de 1898 naufragó en las costas de Taganana el vapor francés Flachat. Como el cementerio de San Rafael y San Roque estaba saturado, varios de sus náufragos se enterraron en el de San Andrés. La tradición oral recuerda que en los primeros años tras el suceso era habitual ver a familiares de los náufragos visitar el cementerio".

Los planes urbanísticos de la playa incluso llegaron a poner en jaque el cementerio en 1976, cuando se recuerda que Jose El Rueda alertó de las intenciones de demolerlo y los vecinos hicieron guardia las 24 horas para repeler la acción.