Poco después de la seis y media de la tarde de ayer llegó al campo de fútbol de Los Gladiolos el alcalde de la capital tinerfeña, José Manuel Bermúdez, en una visita que fue concertada después de la reunión que había mantenido la asociación de vecinos Los Candiles que preside Dácil González, cuando le reclamaron mejoras en los jardines. No estaba preparado, pero antes de que llegara el regidor, la Policía Nacional realizó un despliegue en la zona que comenzó llamando la atención a un conductor que se vino arriba y al que se le pidió que se identificara y a punto estuvo de llegar a mayores, con más de diez efectivos del Cuerpo Nacional en la avenida Ganivet enfrascados en recriminaciones de un individuo que se negó a ponerse la mascarilla, como le pidieron los agentes y acabó corriendo para perderse entre los bloques. Mientras, siete niños del CD Laurel de unos cinco a seis años entrenaban bajo la dirección de los técnicos, con mascarilla incorporada, siguiendo los protocolos de seguridad.

Como si de un ring se tratara, en una esquina, junto a la puerta de acceso al terreno de juego, el alcalde fue al encuentro de los vecinos, para saludarlos. Y allí se encontró a Ernesto Lorenzo, quien fuera letrista de la desaparecida murga Los Que Son y ahora milita en las filas de Triqui-Traques, y en su diálogo hizo honor al nombre de la murga en la que participa ahora al recriminar a Bermúdez la situación de inseguridad que se vive en la zona del albergue. "Yo me alongo a la ventana de mi casa y los veo en la rotonda haciendo sus necesidades; cuando le reparten la comida en bolsa, si no la quiere, la tira a la calle. Cualquier día va a pasar algo, porque hasta se tiran delante de los coches algunos. Y ojo que no todos son así, porque tengo amigos que estaban trabajando hace cuatro años y ahora van a pedir ayuda porque no tienen ni para comer. Pero así no puede seguir. Si el albergue estuviera en La Salle, seguro que lo retiraban en dos días porque la gente no se lo permitía. Además, cualquier persona que llega a Santa Cruz y precisa algo, acaba derivado al albergue, sea de donde sea".

Fue un cuerpo a cuerpo entre vecino y alcalde, hasta el punto que José Manuel Bermúdez le dijo que la solución pasaba por reforzar la limpieza y la seguridad como se había hecho, y que hasta se ha contratado a mediadores comunitarios. Pero eso le pareció insuficiente al vecino, por lo que el regidor le preguntó cuál sería su solución: "Yo soy ferretero, no soy alcalde". "Ya me desahogué", reconoció, para añadir que el parque Manuel Castañeda, como ya ha advertido la Asociación de Vecinos Azorín, es "enorme y está hecho una pena". Bermúdez le recordó que Santa Cruz es el único municipio de la Isla que tiene un albergue y reiteró su compromiso para mantener y mejorar la calidad de vida de los vecinos.

Comenzaba así la visita por Los Gladiolos. Ya durante la conversación con Ernesto, el alcalde se quitó la chaqueta y se remangó. Comenzó el recorrido que encontró una tregua a la tensión en el parque infantil junto a la iglesia de Los Gladiolos que disfrutaban una decena de niños. En la esquina, la presidenta de Los Candiles le pidió alcalde la poda de las palmeras del centro de salud, mientras Bermúdez le recordó que estaban en un recinto acotado y debía pedir la intervención al ayuntamiento, que acudirían a atender la demanda. Otras vecinas advirtieron que los jardines que denunciaron que estaban abandonados ya están limpio, solo que ahora el riego no funciona, y reclamaron desratizar la zona.

Entre los puntos calientes de la visita, los contenedores, cuya redistribución a cargo de la empresa concesionaria del servicio se ha convertido en un mal endémico de toda Santa Cruz. En su momento, Valoriza asumió el servicio y parece que entregó la propuesta de reubicación conforme a la normativa pero que alguien dejó en un cajón y no revisó. "Las incidencias por la reubicación de los contenedores no es un problema puntual de Los Gladiolos sino que afecta a toda la ciudad y estamos intentando solucionar". El alcalde fue uno de los lugares de lo que no se debe hacer. "¿Quién habrá sido el inteligente que decidió esta ubicación?", no pudo evitar decir el alcalde cuando en su recorrido por la carretera de El Rosario se encontró una hilera de contenedores sobre la acera, con apenas un margen de un metro de ancho para el peatón y... lo mejor, la zona que se había reservado con línea amarilla para la isla ecológica ocupada por coches porque Valoriza rechazó ese emplazamiento... Como hizo con la palmera, Bermúdez sacó foto. De regreso a la plaza, una vecina le pidió un gimnasio "para las gordas en la plaza de las caras; la llamamos así porque aquello es tan grande y no tenemos nada sino mirarnos a la cara". Bermúdez apunto la idea los elementos biosaludables. También fueron al encuentro del alcalde los vecinos del bloque 3, entusiasmados con la idea de sumar su edificio a los ARU, por lo que Bermúdez le animó a acudir a Viviendas Municipales, "o que viviendas venga aquí". Finalizó la visita de más de una hora justo cuando se encuentro con el párroco de Los Gladiolos, a quien le brindó ayuda para buscar solución a la inmigración, mientras otra vecina gritaba: "no le haga caso al cura, a este paso este va a ser el barrio de la indigencia".