¿Qué destacaría de los nueve años que estuvo de presidente de la AAVV El Rosarito?

Sobre todo lo que hicimos fue poner el barrio en el mapa de los ayuntamientos de Santa Cruz y La Laguna, porque es un núcleo pequeño y muy familiar, con alma de pueblo y está en el límite de ambos municipios. Se hizo una obra de más de 200.000 euros, una inversión destinada a abrir una calle que conectaba con Ofra-El Chorrillo, aunque quedó mucho por hacer. Mi genética es la asociación de vecinos.

¿Cómo llega a la política?

Fue antes la política que la asociación de vecinos. Tenía una serie de inquietudes; siempre me he sentido nacionalista, y una cosa llegó a la otra. La asociación de vecinos me ayudaba a hacer cosas, como si estuviera en el ayuntamiento, pero sin recursos porque las asociaciones no tienen ni un duro. Luego fui vocal del tagoror con CC en el Suroeste en el mandato 2011-15 y después de las elecciones empecé a trabajar como personal eventual en el Suroeste, con Gladis de León como concejala del Distrito. Todos estábamos para todos, no había jerarquía. Ya en las elecciones de 2019 fui en el número 8 de CC.

¿Se siente más concejal de distrito o de Participación Ciudadana de Santa Cruz?

Las dos cosas son muy compatibles, pero la mayor parte de mis energías están puestas en el Suroeste porque se lo merece.

¿Qué le falta por desarrollar al Suroeste? ¿Está en el vagón de cola de Santa Cruz?

El Suroeste tiene muchas cosas buenas y también alguna mala. Entre las buenas, el Suroeste no es el futuro; ya es el presente. Le falta muchas cosas dotacionales porque la población ha venido antes.

O ha llegado tarde la administración pública...

Deberían ir a la par, pero no suele ocurrir eso. Tienes el ejemplo con la zona de la Refinería. En el Suroeste necesitamos dotaciones en la zona alta de El Sobradillo y La Gallega. Este último núcleo llegó muchísima población de la nada donde antes hubo fincas; y la población de El Sobradillo en cinco años se duplicó. Eso no hay administración que lo aguante; uno de los mayores parques de viviendas públicas de Canarias está ahí. Antes de irnos teníamos el proyecto DUSI, que se aprobó en 2016 y que conseguimos 17 millones del Cabildo y estamos haciendo las diligencias para preguntarle al vicepresidente Enrique Arriaga qué ha pasado con eso.

¿Se corre el peligro de perder la inversión del DUSI?

Este proyecto se aprobó en 2016 y se comenzó a trabajar en 2017 y tienen un plazo de ejecución hasta 2023 que regula la financiación compartida del Cabildo, el ayuntamiento y Europa, y tenía cinco líneas estratégicas: la tecnológica; los centros ciudadanos, las infraestructuras públicas como parques dinámicos en Santa Catalina, La Hoya o Marrero... Una de las principales demandas del distrito son espacios de calidad; están las infraestructuras pero necesita una puesta a punto. El DUSI no abarca todo el distrito, sino los barrios de Barranco Grande, Tíncer, El Sobradillo y La Gallega. Una de las joyas es el parque Santa Catalina. Otra cosa pendiente son las carreteras insulares de El Sobradillo y El Tablero, que se quedaron redactando y se tenían que haber concluido en diciembre de 2019, para luego licitar las obras. Estamos hablando de urbanizar toda la carretera de El Sobradillo desde Barranco Grande hasta la plaza de La Papa y urbanizar toda la carretera de El Tablero, desde el colegio Rodríguez Campos hasta la calle Capuchino, y ahí no hay ni aceras.

Pero se olvidaron de hacer las dotaciones en el Suroeste.

Hay dotaciones que te llegan de la mano del privado por normativa urbanística, como un polideportivo o un parque, pero hay dotaciones públicas que no terminan de llegar, como el consultorio médico para La Gallega. Las Urgencias de Tíncer las conseguimos sacar el mandato pasado e incluimos los Rayos y Análisis.

¿Hay dos Suroeste, la parte alta y la baja de la autopista?

Diferencio el Suroeste en tres: zona alta, que tiene sentimiento de pueblo, caso de Llano del Moro, El Tablero y El Sobradillo, y eso que este último barrio tiene más de 10.000 habitantes, donde conviven dos realidades. Luego está la zona media: Barranco Grande, Tíncer, El Draguillo, El Rosarito, El Chorrillo... y la zona baja: Santa María del Mar, los Alisios, Cuevas Blancas, Añaza, Acorán...

¿Cuál es la principal carencia que tiene el Suroeste?

Ahora mismo todo está en función de la pandemia y de la situación económica que prevemos para el próximo año. Hay que reformular su planificación para los próximos tres años. El objetivo del equipo de gobierno es que el Suroeste se sienta parte de Santa Cruz de pleno derecho, que el Suroeste dentro de tres años tenga mejores dotaciones, mejores infraestructuras y que podamos sacar el asfaltado de algunas calles que siguen siendo de tierra. Que tengan por seguro los vecinos que me voy a pelear con otras administraciones para conseguir las dotaciones que nos deben al Suroeste. Tenemos que sentir que todos somos también capital.

¿Dónde quedó el parque tecnológico de Cuevas Blancas?

Uno de los proyectos que teníamos para este mandato es que el Suroeste fuera el distrito tecnológico de Santa Cruz. ¿Por qué? Por su localización -que tiene la TF1 y la TF2, con la proximidad al aeropuerto de Los Rodeos-. Impulsado ese eje, que es el Parque Científico y Tecnológico, que tiene retraso en los plazos de ejecución, la idea era articular con el DUSI para generar un nicho de empleo tecnológico en el Suroeste que tiene valor añadido, pues no genera sueldos precarios. Se calcula que el parque tecnológico puede generar 3.000 empleos directos de base científica y tecnológica. De hecho, muchos espacios ya están presolicitados. El objetivo ahora es vincular el empleo al desarrollo en la zona.

El distrito tiene 49.000 habitantes. ¿Es una de las zonas más castigadas por la crisis económica?

El IMAS publicó el Plan Municipal de Atención Municipal, que demostró que el Suroeste no es el distrito con más paro, sino el segundo de la capital. Hay diferentes realidades sociales por la construcción de vivienda pública. Un barrio como Acorán o Añaza conviven perfectamente. Son dos realidades completamente diferentes, de perfil laboral, social, que lo único que los separa es un barranco y hay buena relación entre ambos.

¿Es partidario del tranvía?

(Se ríe). Siempre he sido partidario del tranvía. La ampliación de la Línea 2 hubiera supuesto que el Suroeste fuera ciudad; pero hablo en pasado. Igual que pasó con Taco; el vecino de Taco ahora se siente que es lagunero.

Por cómo lo dice, parece que el tranvía reparte títulos de residencia...

No, pero el tranvía ha tejido ciudad. Barrios como Taco o La Cuesta se han hecho ciudad.

¿Y cómo explica la situación de Ángel Guimerá o La Rambla?

Es un eterno debate. El tranvía llegó justo un año antes de la crisis. Hay que ver el tranvía como el sustituto del vehículo privado; a nadie se le pasa por la cabeza, en el 2020, cómo estaría el tráfico en Santa Cruz de no tener el tranvía.

¿Ha aparcado el proyecto del tranvía?

Lo he aparcado porque lo ha aparcado el Cabildo por falta de consenso político y es ilógico en estos momentos de crisis económica. Parece ilógico que PSOE y Ciudadanos vayan a desarrollar la ampliación de la línea 2 del tranvía cuando se han mostrado en contra. En Tenerife creo que tenemos el lobby del no. En el Suroeste no te puedes imaginar la cantidad de vecinos que nos llamaron en el mandato anterior pidiendo que apoyáramos el proyecto.

¿Qué pasó con la Ciudad de la Justicia?

En el 2017 teníamos dos grandes inversiones de la administración que nos hacía mucha ilusión: una el tranvía y otra, la Ciudad de la Justicia. Tuve la suerte de ver el proyecto que elaboró el arquitecto, el mismo autor de Tenerife y de la Ciudad de la Justicia de Las Palmas. Era el espacio que la Justicia se merece porque centraba toda la administración en un solo punto y hubiera traído una actividad económica brutal al Suroeste; la parcela se localiza junto al Instituto de Las Veredillas. El Suroeste ha perdido una gran oportunidad.

¿Se siente un delfín

En política he tenido la suerte de conocer a gente muy buena. A Gladis, conocerla es quererla; se ha dejado la vida por Santa Cruz.

¿La hubiera dejado en Fiestas?

Hay cosas en la vida que al principio no ves, pero para avanzar te tienes que plantear metas nuevas.

¿Y la traducción de eso?

Me alegro de que Gladis de León esté al frente de Cultura; va a ser tan buena en la Concejalía de Cultura como lo fue en el área de Fiestas. Es una persona competente y solvente esté donde esté.

¿De mayor quiere ser alcalde?

La clave en política es no esperar nunca nada; que tu trabajo diario no te condicione a pensar que eres más de lo que eres; nunca esperé ser concejal.