El Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife solicitará un préstamo de 40 millones de euros para inversiones, con el fin de garantizar la liquidez del presupuesto municipal y poder hacer frente a las actuaciones previstas para este año. Así lo anunció el concejal de Hacienda, el socialista José Sabaté, durante la Comisión de Control celebrada ayer, tras dos meses sin que esta fuese convocada, y a raíz de la comparecencia solicitada por Unidas Podemos para que el grupo de Gobierno (PSOE-Cs) explicase los efectos que tendrá en las cuentas del Consistorio la reducción de los ingresos, ocasionada por la crisis del coronavirus.

Sabaté explicó que el Ayuntamiento tendrá que recurrir al endeudamiento y, por lo tanto, a la financiación bancaria, porque el ahorro positivo (diferencia entre los gastos y los ingresos) del que goza en la actualidad la Corporación chicharrera, y que se sitúa en los 13 millones de euros, se convertirá este mismo año en un ahorro negativo de 19 millones, que será de 13 en 2021 y de 8 en 2022. Indicó que los ingresos del Consistorio capitalino experimentarán una caída de unos 33 millones de euros. "Estamos hablando de los propios y también del bloque REF (Régimen Económico y Fiscal de Canarias), que sufrirán un descenso del 54,6%", apuntó el concejal de Hacienda. Agregó que si el Ayuntamiento no pide un préstamo, no se podrán financiar las inversiones previstas en el municipio.

De todas formas, matizó, el Consistorio también tendrá que ajustar los gastos corrientes y, "probablemente", eliminar las grandes inversiones y proyectos que estaban planteados, "priorizando muchas pequeñas actuaciones u obras". "Recurriremos a la deuda solicitando un préstamo de casi el límite de lo que podemos pedir. Pero es necesario atender el plan de inversiones para generar empleo y para mejorar la ciudad", manifestó José Sabaté.

Con respecto al gasto social, para atender a los colectivos más vulnerables y teniendo en cuenta el incremento de la demanda que se está produciendo por los efectos de la crisis sanitaria del coronavirus, el concejal de Hacienda señaló que por supuesto el Ayuntamiento priorizará dicho gasto. "Lo que ocurre es que el préstamo solo podemos pedirlo para inversiones. Para el gasto social todas las áreas tendrán que realizar un esfuerzo para ajustar los gastos. Asimismo también debemos tener en cuenta las transferencias corrientes por parte de otras administraciones", agregó.

El portavoz de CC y exconcejal de Hacienda, Juan José Martínez, manifestó que el Ayuntamiento podría evitar tener que endeudarse si pudiese utilizar el remanente de tesorería, por lo que "Santa Cruz debería liderar la reivindicación ante el Gobierno central para permitir a los Consistorios utilizar ese dinero".

La liquidez del Ayuntamiento capitalino y la preocupación por como le afectará la reducción de los ingresos protagonizó una de las ocho comparecencias solicitadas por los grupos de la oposición (CC, PP y UP) al equipo de Gobierno (PSOE-Cs) durante la Comisión de Control celebrada ayer. También pidieron explicaciones, entre otros asuntos, sobre los informes relacionados con la celebración del Carnaval a pesar del episodio de calima que sufrió la Isla, a lo que el equipo de Gobierno respondió que ya se había entregado toda la documentación existente.

La última Comisión de Control tuvo lugar en febrero, precisamente durante los Carnavales, y desde entonces no se había convocado ninguna debido a la declaración del estado de alarma, el pasado 14 de marzo. El encuentro tuvo lugar en el Salón de Plenos, entre mascarillas y un estricto control del distanciamiento social. Además del debate político, hubo dos momentos que protagonizaron la esperada sesión de ayer. Uno fue el minuto de silencio en honor a las víctimas del coronavirus y de sus familiares, solicitado por Coalición Canaria, y el otro fue el enfado, por una silla, del portavoz del Partido Popular, Guillermo Díaz Guerra.

Este se empeñó, malhumorado, en que necesitaba otro asiento para colocar sus papeles y su teléfono. Desde protocolo le insistieron en que no podía coger la silla que estaba a su derecha, vacía por cierto. Pero siguió reclamando el derecho a poder disfrutar del mobiliario . El ujier ya no sabía donde meterse y Díaz acabó saliéndose con la suya.