Desde que la Cruz Fundacional presidió la primera misa celebrada en la playa de Añazo en 1494, cada 3 de mayo se celebra en Santa Cruz la festividad de la Invención de la Santa Cruz, acto organizado por la Cofradía de la Cruz, formada por vecinos del barrio del Cabo, con la colaboración del Ayuntamiento.

Existe constancia documentada que el 23 de abril de 1513 el Cabildo nombra dos guardas para que bajaran al Puerto el día 3 de mayo, donde se celebraba la fiesta del pueblo. También que en 1648, el Cabildo abona quinientos reales de plata a Francisco González y Francisco Rodríguez, autores de comedias, por haber realizado dos representaciones teatrales en la Villa de Santa Cruz el domingo siguiente al día de la Cruz.

En un bando del 1 de mayo de 1799, firmado por el alcalde real José María de Villa, le indicaba a los vecinos que el día 3, festividad de la Cruz, las calles por las que pase la procesión deberán tenerlas aseadas y limpias de piedras, procurando adornarlas con ramos de flores, y las colgaduras de las ventanas con la mayor decencia posible. Que la noche de la víspera, pusieran luminarias en todas las ventanas desde las siete hasta ánimas. Que en la parroquia, el jueves por la tarde se cantará Víspera y Maitines, y el viernes por la mañana habrá misa y sermón, estando la Cruz presente.

Del diario de Juan Primo de la Guerra y del Hoyo, III Vizconde de Buen Paso, entresacamos que "el domingo tres de mayo de 1807 la función de la Cruz se hizo en la iglesia del Pilar con la mayor solemnidad, pues hubo sermón y asistió el comandante general, el Ayuntamiento de la Villa, y el general Luís Marqueli".

Como cada año esta conmemoración iba ganando solidez, en 1822, el Provisor y Vicario del Obispado le comunicó al alcalde José Fonspertuis que el día de la Cruz se declaraba "fiesta completa".

En 1845, el alcalde Lorenzo Tolosa contrató a Carlos Guigou para que "en unión con los Sres. filarmónicos de esta Capital se sirviera tocar en la función de la Santa Cruz que se celebra en la parroquia", a cuyo fin se libraron 500 reales.

En 1852, el Gobierno autorizaría al Ayuntamiento de Santa Cruz a realizar dos ferias anuales, la de la Fiesta de la Cruz, del 1 al 5 de mayo; y la de Santa Bárbara, patrona de los artilleros, del 2 al 6 de diciembre. Durante estas ferias, la plaza de la Constitución -La Candelaria- se llenaba de casetas decoradas, había encuentros de lucha canaria, regata de botes en la bahía, etc.

Por distintos programas de mano sabemos que el 2 de mayo de 1867, la procesión de la Cruz Fundacional salió de la ermita de San Telmo y, después de recorrer las engalanadas calles del barrio del Cabo, llegó a la parroquia de La Concepción. Por la noche hubo paseo y música y se quemaron fuegos de artificio, y que en la procesión del 2 de mayo de 1874, la Cruz salió de San Telmo y se trasladó a la iglesia de San Francisco, anexa a las Casas Consistoriales, donde quedó custodiada hasta el día 3, en que tuvo lugar la ceremonia y posterior procesión por las calles de la ciudad, acompañada de toda la Corporación municipal y multitud de personas. Este hecho sería calificado por los medios de comunicación como espectáculo grandioso, debido a la cantidad de autoridades y personas que la acompañaron, seguidas de la charanga militar y tropa de la guarnición.

Cuando se acercaba la fecha que conmemoraba los cuatro siglos de existencia de la Cruz Fundacional, el Alcalde Anselmo de Miranda y Vázquez puso todo su interés en dignificar esta efeméride. Por ello, el 6 de febrero de 1892, publicó: "El Excmo. Ayuntamiento de mi presidencia, inspirándose en los deseos manifestados por la Prensa y el público, ha acordado celebrar una fiesta anual en el mes de mayo de cada año. Para la debida organización de dicha fiesta y que responda a la importancia y cultura de esta capital, se ha convenido en nombrar una Comisión en que estarán representados el Clero, la Milicia, el Comercio, la Prensa, y las Sociedades que aquí existan"; por ello, a partir del citado año, la que hasta ahora había sido la Fiesta del Pueblo, que siempre había tenido una conmemoración emotiva y sencilla, pasaría a denominarse Fiestas de Mayo.

En la actualidad, aunque la programación cultural es muy variada, con más de 100 actividades que se celebran a lo largo del mes de mayo, las que tienen mayor repercusión en la sociedad chicharrera es el tradicional Baile de Magos, que se celebra la noche de la víspera, donde cerca de 10.000 personas -vestidas con el traje típico- se reúnen a cenar en las 650 mesas habilitadas por la Concejalía de fiestas en la calle La Noria, y las Cruces engalanadas que se encumbran a lo largo de la Rambla, verdaderas obras de arte realizadas por asociaciones de vecinos, alumnos de los diferentes colegios, empresas particulares, etc. en las que sus creadores ponen toda su imaginación en lograr un espectáculo singular y colorido.

La asistencia de las Autoridades a la función religiosa y procesión.

Cuando en 1803 se formó el primer Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, y ya se contaba con Pendón o bandera de la Ciudad, se aprobó que éste acompañaría a las Autoridades en su Fiesta Mayor, comunicándole al Comandante de la Milicia Nacional que le rindiera honores cuando saliera de las Casas Consistoriales, por fuera de la Iglesia, una vez terminada la función, y a la entrada al Ayuntamiento, a su regreso.

Por ello, cuando la corporación municipal, presidida por Bernabé Rodríguez Pastrana, no asistió a la función religiosa del 3 de mayo de 1858, el gobernador militar y civil de Canarias, Joaquín Ravenet, le envió el siguiente oficio: "Le hago presente a la Corporación el disgusto que ha causado a la población el no haber concurrido el Ayuntamiento con el Pendón para celebrar la función de la Cruz. Por lo que le recomiendo que en lo sucesivo no dejen de asistir a esta clase de actos que, aparte de ser de obligado cumplimiento, tienen una significación honrosa y noble para esta capital".

En la procesión de 1867 se estrenaría un nuevo Pendón de la Ciudad, confeccionado en Sevilla, y cada uno de los 22 concejales del Ayuntamiento llevaron por primera vez una medalla colgada a su cuello que acreditaba su cargo.

También, durante la Primera República, en el Pleno celebrado días antes del 3 de Mayo de 1873, el Ayuntamiento que presidía José Suárez Guerra, llevado por el laicismo del nuevo sistema, se plantearon no asistir corporativamente a la función de la festividad de la Santa Cruz, cuya procesión iba a recorrer por primera vez las calles del centro de la población. Al no haber alcanzado acuerdo plenario, decidieron consultárselo al gobernador civil Miguel Villalba Hervás, republicano militante, anticlerical y reconocido masón, quien, haciendo gala de su integridad, les dijo que él cumpliría con su obligación y asistiría a la función religiosa y a la procesión, puesto que se trataba de la conmemoración de la fundación de la Ciudad y Capital de la Provincia, por lo que consideraba que la corporación en pleno debería hacer lo mismo, pues representaba a todo el pueblo.

* Cronista oficial de

Santa Cruz de Tenerife