Vecinos de la capital tinerfeña reinventan este año la tradición de los arreglos florales que cada noche del 2 de mayo realizaban las asociaciones de vecinos en plazas y rincones singulares de los barrios para conmemorar la fundación de Santa Cruz de Tenerife, que mañana celebra el 506 aniversario del día que el adelantado Alonso Fernández de Lugo clavó la cruz en la playa de Añazo, cerca de donde está la ermita de Regla.

Ante el decreto de alarma para poner coto al contagio del Covid-19, los chicharreros han demostrado su imaginación y desde hace días trabajan en sus hogares en la elaboración de cruces recicladas para que, de otra forma, se mantenga la tradición que se alongará a ventadas y balcones en una iniciativa que arrancó a título personal del publicista Enrique Rodda y que fue refrendado por la Concejalía de Fiestas del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, que promovió el concurso de cruces recicladas, al igual que otro de dibujo y pintura, como los que se organizaban en el parque García Sanabria en la programación de la exposición de flores y plantas, a la que se suma este año una convocatoria que incentiva la decoración de los balcones.

Fiel a la tradición de la cruz, la artesana Elena González Ramírez, hija del célebre Enrique González Bethencourt, el padre de las murgas de Canarias. Mele, como se le conoce familiarmente, ha prestado su colaboración a Enrique Rodda, que ha promovido que las Fiestas de Mayo de 2020 tengan su eco en las redes sociales. Y hasta ha realizado un tutorial de cómo hacer una cruz reciclada sin salir de casa, con materiales tan habituales en la casa como servilletas o papel higiénico, atándolodas con un hilo o grapas y luego montándola sobre un bastidor en forma de cruz que forma con unos tetra brik de leche.

Mele, nacida un 6 de mayo, heredó dos de las pasiones de su padre: Carnaval y Mayo. La mediana de tres hermanos del matrimonio formado por Enrique González y Jesusa Ramírez -que ayer celebró precisamente su cumpleaños- recuerda ver a la gente que se acercaba al taller de su padre para conocer qué instrumento había incorporado a su colección artesanal: sandungas, caja cubana, güiros y hasta unas castañuelas de chapas... O hasta los joyeros que hacía con cajas de puros.

Ya desde pequeña mostraba sus habilidades y buen gusto, lo que hizo que el abuelo de Mele la matriculara en la Escuela de Arte de la plaza Ireneo González, donde recibió formación de la mano de grandes como Pedro González, Maribel Nazco o Enrique Lite.

Quizás por el consejo que le dio su padre, cuando le dijo que "las Bellas Artes no dan para vivir", buscó otras alternativas profesionales, como guardería o monitora que le permitiera trabajar con los niños; recuerda aún el mural que pintó en 1982 en el centro infantil en el que trabajaba. Con la puesta en marcha de las actividades de verano en el Colegio de La Salle se sumó como monitora, lo que le abrió las puertas como escaparatista en la tienda deportiva M. Guerra, que tenía su primera sede en la avenida de La Salle. Comenzó haciendo un escaparate en la Navidad de 1986, cuando hizo tres Reyes Magos que encantaron al propietario. Comenzó así una relación laboral que se mantuvo hasta 2011, cuando cerraron.

Decoración, escaparatismo, muñequería... casi son sinónimo de Elena González, que tuvo en su padre al mejor profesor particular en el arte de la artesanía. Su espíritu inquieto y siempre presto a ayudar la llevó a la Casa del Carnaval, para colaborar de forma desinteresada con Javier Caraballero, que preparaba las instalaciones para su apertura, en junio de 2017.

Con el paso de los tiempos recibió la llamada de la Sociedad de Desarrollo, que le ofertó la posibilidad de impartir cursos y talleres precisamente en la Casa del Carnaval dentro de la programación que realizaba para acaparar la atención de los pequeños. Las habilidades y el encanto que caracteriza la relación con la hija del maestro hicieron que mantuviera estas colaboraciones hasta el pasado enero.

Junto a su pasión por la fiesta de la máscara, en Elena González se descubre su predilección por la tradición y el costumbrismo, hasta el punto de que en las Fiestas de San Benito de hace dos años se presentó con un traje que le preparó Ubaldo Hernández y con el que ganó el título de primera dama de los mayores. "Cuando me vieron allí las compañeras me preguntaron si yo era de la comisión de fiestas", se ríe mientras prepara otro tutorial, para animar la fiesta -de mayo- haciendo choripan.