Hugo cumplió ayer domingo cuatro años. Iba a ser un día especial porque estaba todo preparado para celebrar por primera vez su cumpleaños con sus amigos del colegio. El estado de alarma lo impidió pero su familia quiso darle al pequeño una sorpresa.

"Era su primer cumple con amigos del cole y teníamos reservado un parque de bolas y todo preparado, lo habíamos elegido todo juntos", explica su madre, Carmen Romero, quien admite que lo pasó mal cuando hubo que cancelar los plane porque "siempre como padres queremos darles lo mejor".

La declaración del estado de alarma por la crisis del coronavirus llevó al pequeño a quedarse en casa con su familia y fue en la vivienda de La Gallega en la que habitan donde se improvisó una pequeña fiesta "para hacer que el niño disfrutara lo más posible", añade Carmen.

A sus tíos se les ocurrió una fórmula para intentar que ese día tan especial fuera recordado por Hugo más allá del chasco de quedarse sin parque de bolas. Así, viendo que se había hecho en otros puntos de la geografía insular, se pusiero en contacto con la Policía Local de Santa Cruz de Tenerife a ver si podían pasar por su calle a felicitar al pequeño.

"Sabíamos que tienen mucho trabajo y no nos confirmaron que vendrían hasta las seis de la tarde", señala la madre quien confiesa que tampoco le dijeron nada al pequeño.

Hasta que en medio de la música que tenían en casa se mezcló el sonido inconfundible de las sirenas. Y los globos dieron paso en el paisaje del cumple de Hugo a varias patrullas de la Policía Local que pararon justo frente al balcón.

El niño ya mostraba su mejor sonrisa solo con la presencia de los agentes pero ya definitivamente no daba crédito cuando oyó desde los coche policiales un mensjaje: "Felicidades Hugo". "¡Me nombraron!", exclamó el niño entre el asombro y el orgullo. Y es que, al final, sí que fue un día especial.

"Para nada se lo esperaba, se le ve en la carita, a pesar de no poder salir le hizo tanta ilusión que la policia viniera a verlo por su cumple...", comenta su madre, a la que también se le inundó el rostro de emoción por ver la felicidad de su retoño.