No usan grandes herramientas. Su trabajo de desarrolla con lupa, rodilleras, pinzas, cámara de fotos, cinta métrica, imán, linterna y brocha, entre otros utensilios. Es una labor ardua, que no siempre tiene su recompensa, pero que cuando la tiene puede acabar en los juzgados.

Marcos Hernández y Eduardo González son los dos agentes de la Unidad del Medio Natural (UMEN) que se han especializado en investigar las causas de los incendios forestales que se producen en el término municipal de Santa Cruz. Forman la llamada Brigada de Investigación de Incendios Forestales (BIIF).

Currículo lleno de cursos

Su formación la han adquirido, además de con la práctica, en cursos impartidos a lo largo de todo el territorio nacional, y otras acciones como el I encuentro de agentes forestales y de medio ambiente especializados en la investigación de la causalidad de incendios forestales, celebrado en el año 2013 en Gran Canaria, donde existe una unidad similar. Han sido muchos, aunque nunca los suficientes. Siempre están aprendiendo. La tarea de la BIIF llega una vez que se produce el fuego. Cuanto antes mejor para que no se destruyan pruebas. La ausencia de protocolos para conservar las zonas dificulta, en la mayoría de ocasiones, su trabajo. Por eso quieren que en la redacción del nuevo Plan Municipal contra Incendios Forestales aparezcan tanto el reconocimiento de la brigada como las situaciones protocolarias.

Delimitar zonas

Después de identificar el área de inicio del incendio, delimitan la zona y crean pequeños carriles para avanzar. Lo hacen minuciosamente, de rodillas la mayoría de las veces, buscando el medio de ignición. "Es como la escena de un crimen", recalcan. Es lo que se conoce como Método de Evidencias Físicas (MEF).En esta parte del trabajo no se desecha nada. Cualquier pequeña partícula puede ser la clave para esclarecer qué produjo el fuego. La prueba definitiva.

Luego llegará la hora de elaborar el extenso atestado, en el que no debe faltar nada. Tampoco las declaraciones de testigos. De la argumentación que incluyan dependerá, en gran medida, que el acusado sea declarado culpable o no. En este sentido, las investigaciones de estos dos agentes han obtenido varias sentencias condenatorias. "Las pruebas se pierden. Por eso es necesario un atestado, donde se reúnen las actuaciones que estos funcionarios, que ejercen como policías judiciales, desarrollan para investigar el delito público, comprobar su comisión, descubrir a los responsables y poner las pruebas a disposición de la Justicia", remarcan. Pueden ser cientos de folios.

Macizo de Anaga

De cualquier manera, e insisten bastante en ello, no aspiran a que su labor sea solo sancionadora, sino que pretenden que con sus investigaciones se logre un efecto preventivo, obtenido a través del conocimiento de las causas y la implementación de medidas correctoras específicas por la Administración y, disuasorio. Es más, en el caso del macizo de Anaga, donde se centran gran parte de sus intervenciones, se ha logrado con el paso de los años este resultado. "En algunas zonas de se había detectado una casuística que se repetía. Y eso se ha eliminado", reconocen.

De hecho, de la recopilación archivística que se hizo de los partes e informes de incendios realizados por agentes forestales y otros recogidos del archivo de Gobierno de Canarias (1983-2012) se desprende que se ha producido una reducción de incendios en el último periodo, aproximadamente coincidente con el trabajo de la BIIF.

Según los datos de sus investigaciones, que arrancaron como tal en 2001 - aunque el primer atestado es de 2006-, el 57% de los incendios que se han producido en Santa Cruz ha sido intencionados, mientras que un 34% se ha producido por negligencias y accidentes. Solo un 1% lo han provocado causas naturales, y del 8% restante se desconocen sus motivos. De sus actuaciones más importantes recuerdan la que se produjo tras el incendio de Los Campitos, en 2013. Aunque no se encontró a ningún culpable, la investigación reveló la existencia de otros nueve pequeños conatos en la zona, alguno de los cuales no está, si quiera, registrado.

"Haciendo este tipo de trabajos se redunda en la seguridad de los ciudadanos", valoran los agentes. En estos momentos, Marcos Hernández y Eduardo González tratan de esclarecer las causas que motivaron el pequeño conato que se produjo hace unos días en La Gallega, en el distrito Suroeste. Y aunque aún no tienen las conclusiones definitivas, sí que tienen sospechas de las causas que lo provocaron, husmeando entre las cenizas.