El área de Servicios Públicos de Santa Cruz acelerará la demolición del local Arcos de La Noria, ubicado en la parte baja del Puente Serrador y que está cerrado desde hace casi una década.

El concejal de este departamento, José Ángel Martín, avanzó ayer que ya está terminado el proyecto que permitirá devolver a esta infraestructura, catalogada como Bien de Interés Cultural (BIC), a su estado original. Está incluido dentro del conocido como Antiguo Santa Cruz.

Según detalló el edil, el objetivo del consistorio con esta iniciativa es "eliminar" la barrera física que existe en dos de los arcos del puente desde que se permitió, por parte del propio consistorio, la instalación de un kiosko-bar a principios de los años 2000. Finalmente, y tras una larga batalla judicial, el local acabó cerrando sus puertas en el año 2010.

Con el proyecto concluido, ahora solo falta que el área de Patrimonio Histórico del Cabildo emita el informe correspondiente para poder proceder a sacar a licitación las obras. Este documento es necesario al estar catalogado el puente como BIC. La cuantía de las obras ronda los 158.000 euros y el periodo de ejecución previsto es de tres meses.

El proyecto del ayuntamiento contempla la eliminación de todos los elementos pertenecientes al kiosko-bar ajenos al puente Serrador, además del traslado de los dos árboles que hay junto a la instalación.

"Se trata de recuperar el espacio con toda la monumentalidad que tenía y la calidad arquitectónica del puente", detalló José Ángel Martín, quien descartó también que existan más reclamaciones judiciales que puedan afectar a este local abierto en la época en la que era alcalde de la ciudad Miguel Zerolo.

"Nos parece muy importante recuperar este espacio para la ciudad. Es más, entendemos que nunca se debió generar este lugar y por eso ya denunciamos que fue un atentado a un BIC de la ciudad", remarcó el concejal de Servicios Públicos, quien reconoció que "es muy ilusionante" poder devolver al puente su categoría y calidad arquitectónica. El edil confía en que el proyecto esté licitado y en ejecución entre los meses de noviembre y diciembre.

El mal estado en el que se encuentra el local ha sido motivo, en varias ocasiones, de quejas vecinales, tanto por malos olores y acumulación de basura, como por la mala imagen que da en una de las zonas con más visitas de turistas de la ciudad.

Es más, la Gerencia de Urbanismo de la capital había solicitado al área de Infraestructuras, en diciembre de 2017, que adoptara una serie de medidas de seguridad para evitar posibles riesgos para personas y bienes en el local ubicado en los bajos del puente, pero esa intervención no se produjo.

Solo después de una información publicada por este periódico en enero de este año se procedió a reforzar las medidas para impedir el paso a la zona.