Opinión

Raquel Cascales y Javier Antón

Arte y vida. Explorando la estética cotidiana

Primer museo de arte prohibido de Barcelona.

Primer museo de arte prohibido de Barcelona. / Joan Cortadellas

«El arte lava del alma el polvo de la vida cotidiana». En esta frase atribuida a Pablo Picasso en 1964 se destaca la conexión intrínseca entre el arte y la vida, y es un recordatorio de que el arte no se limita a las galerías, los museos o los libros de historia del arte. Es más bien un reflejo de nuestras experiencias y una influencia constante en la forma en que vivimos, miramos, escuchamos y tomamos decisiones. La estética cotidiana es un concepto que ha ganado relevancia en la discusión contemporánea y que nos ayuda a comprender mejor la intersección del arte, el diseño y la vida corriente. Estas consideraciones estéticas influyen en nuestras elecciones diarias y en nuestras relaciones de maneras sorprendentes.

Durante más de un siglo, los artistas y teóricos del arte han luchado por acercar el arte a la vida y expresar la vida a través del arte, buscando superar las barreras entre ambas esferas. Ha sido una reacción frente a una fuerte institucionalización del arte que se había ido imponiendo desde el siglo XVIII. La mayoría de sus reclamaciones se plasmaron en manifiestos que trataban en muchas ocasiones de alcanzar una definición del arte con una mayor cercanía a la experiencia diaria. Sin embargo, esos manifiestos –junto a sus autores– quedaron una y otra vez atrapados en contextos culturales y académicos. Sus intentos por transformar la vida se vieron frustrados al no conseguir salir en muchos casos de las paredes de los museos, de las páginas de los libros, o de los contextos artístico-culturales.

Mientras los artistas buscaban nuevas vías de acercamiento, el mundo del diseño nació orientado a cubrir las necesidades vitales de las personas. Sin embargo, el diseño siempre ha encontrado grandes dificultades para ser considerado al mismo nivel estético que el arte. Ha impregnado todos los ámbitos de nuestra vida, al tiempo que ha caído en las garras del capitalismo y el consumismo. ¿Hay manera de relacionarnos con los objetos –artísticos o diseñados–, con nuestro entorno o con la gente con la que nos rodea a través de una estética cotidiana?

Estas cuestiones, junto con muchas otras, se han planteado en el IX Congreso de la Asociación Española de Estética y Teoría de las Artes (SEyTA), celebrado en la Universidad de Navarra. Bajo la temática Arte y vida, el encuentro ha acogido a expertos nacionales e internacionales, como Yuriko Saito, la mayor experta mundial en estética de lo cotidiano, que ha visitado por primera vez España.

Su libro Everyday Aesthetics de 2007 plasma años de investigación, y explica cómo la estética moderna occidental fue reduciendo el objeto de lo estético al arte y, por tanto, la percepción estética a momentos excepcionales donde el espectador era un sujeto pasivo. Frente a esta visión reducida, la autora desea ampliar la mirada. La percepción estética es más bien una capacidad humana que permea cada una de nuestras decisiones y acciones. Esta visión ampliada de la estética pone de manifiesto las decisivas implicaciones que tiene en nuestra vida cotidiana, acabando con la separación entre arte y vida.

Puesto que no atendemos a las consideraciones estéticas por considerarlas asuntos menores, no sabemos cómo afectan a la toma de nuestras decisiones cotidianas. En este punto la autora pone de manifiesto cómo estas consideraciones, más o menos inconscientes, influyen en nuestras decisiones morales –a nivel personal– y políticas –a nivel general–. No se trata solo de cómo decoramos nuestras casas, sino de cómo las limpiamos. No se trata solo de cómo nos vestimos, sino de cómo tendemos nuestra ropa. Cuestiones aparentemente menores, pero que llegan a estar tipificadas por la ley, mostrando que configuran nuestra manera de vivir más de lo que pensamos.

Este vínculo, arraigado en la comprensión de que el arte y la vida están entrelazados, resalta la importancia de explorar la estética cotidiana. En última instancia, ese vínculo nos conduce a una interesante confidencia: la estética no es mera ornamentación, sino una fuerza sutil y poderosa que modela nuestra esencia, dirige en parte nuestras acciones y da forma a nuestras percepciones habituales de modo a veces indetectable. En la cotidianidad, las decisiones más aparentemente triviales, como la elección de la ropa que vestimos, cómo preparamos la mesa para comer, o la forma en que nos relacionamos con los espacios diarios, están influenciadas por la estética. Y esa influencia no se limita al ámbito personal; si no que trasciende y se expande a nivel social y político. Determina nuestras preferencias y prioridades trascendiendo al nivel ético y derivando –por ejemplo– a una cuestión como el cuidado, tema también de interés para Saito (Aesthetics of Care).

Con este entendimiento, hemos explorado en este congreso el impacto constante y subyacente del arte en cada faceta de nuestra vida, iluminando una intersección que enriquece y da significado a nuestra existencia.

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