Opinión | Cartas al director

‘Cancelaciones’ culturales

Últimamente, los lectores de prensa han conocido algunos ejemplos de censura cultural que quizá les hayan parecido risibles. Sin ir más lejos, hace pocos meses EL DÍA se hacía eco de una noticia de un periódico británico informando que en el Reino Unido se reescribirían obras como el popular libro de Roald Dahl Charlie y la fábrica de chocolate para eliminar palabras como «feo», «gordo» o «negro», sustituyéndolas por otras menos ofensivas (?) para el público juvenil.

Este grotesco fenómeno es parte de la llamada Cultura de la Cancelación, que la periodista y escritora Carmen Domingo analiza minuciosamente en un reciente librito (#Cancelado. El nuevo Macartismo). La autora trae a colación la presciente novela de ciencia-ficción Farenheit 451 de Ray Bradbury, de 1953, que apuntaba ya a dicho fenómeno, y luego detalla ejemplos actuales, del ámbito anglosajón, de «cancelación» total o parcial por los motivos más peregrinos (el sonado caso de J.K. Rowling, creadora de Harry Potter; obras clásicas de grandes literatos como Mark Twain o V. Nabokov; filmes célebres como Lo que el viento se llevó)… Tampoco faltan los ejemplos españoles, como el airado boicot al libro de los psicólogos Errasti y Pérez Álvarez analizando ciertos aspectos de la «autodeterminación de género», o el hostigamiento a feministas relevantes como la abogada Lidia Falcón o la catedrática Amelia Valcárcel.

No hay lugar aquí para comentar los muchos temas conexos tratados en este ameno ensayo (la cancelación de la Historia vía un revisionismo anacrónico efectuado con ojos actuales; la delirante noción de «apropiación» cultural; el predominio de la «identidad de género» sentida vs. la realidad del sexo biológico; o la neolengua), pero sí para recomendar vivamente su lectura a los interesados. Los ayudará a entender un fenómeno nada trivial, que amenaza la libertad de expresión y la abierta discusión democrática.

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