Opinión

Javier Lima Estévez

Un realejero comprometido con la edafología

Un realejero comprometido con la edafología

Un realejero comprometido con la edafología

En la trayectoria histórica de Los Realejos se suceden los nombres de numerosas personas sobresalientes desde diferentes puntos de vista. Ejemplo de ello sería Francisco Valerio García García, cuya vida estaría marcada por numerosas contribuciones en el campo de la edafología, es decir, aquella rama de la ciencia que estudia la composición y la naturaleza del suelo en su relación con las plantas y el entorno que le rodea. Conocemos diversos detalles sobre su perfil biográfico gracias al fundador y director del Colegio San Agustín de Los Realejos, Rafael Yanes Pérez. Valerio sería antiguo alumno y, posteriormente durante una etapa, también profesor de tal institución académica. Nace en el núcleo realejero de La Carrera en 1938. Inicia su formación en la escuela de José García Rubio, exponiendo Yanes Pérez que sería tal profesor el que recomendaría la continuidad de los estudios de nuestro biografiado para la etapa del bachillerato en el Colegio San Agustín. Un breve apunte recogido por los anales de la Fundación Juan March, nos traslada ante el conocimiento de su etapa como licenciado en Ciencias Químicas por la Universidad de La Laguna con la calificación de sobresaliente en 1963, sucediéndose entre los años 1964-1969 el trabajo en el Departamento de Fertilidad de los Suelos en el Instituto de Edafología y Biología Vegetal del C.S.I.C., en parte como becario del mismo. Le seguiría un nuevo hito al alcanzar el grado de doctor en Ciencias Químicas por la Universidad de Madrid en 1967, obteniendo la calificación de sobresaliente cum laude. En 1969 aparece ya su vinculación como ayudante científico del C.S.I.C. al Centro de Edafología y Biología Aplicada de Tenerife, constando en el Boletín Oficial del Estado, con fecha 13 de febrero de 1970, su participación en el concurso-oposición para ocupar una plaza en tal centro científico. Entre su producción figura su nombre ligado a la dirección de tesinas como la de Carlos Enrique Álvarez González, junto a Enrique Fernández Caldas, bajo el título Desequilibrio potásico-magnésico en la fertilidad de los suelos y nutrición mineral del plátano en Tenerife, así como la dirección –junto a Amalia Díaz Domínguez– de la tesis doctoral de Marino Fernández Falcón, bajo el título Estudios sobre nutrición mineral en los cultivos de rosas en Tenerife.

En los Anales de Edafología y Agrobiología, presentados por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas entre mayo-junio de 1975, se recoge su asistencia al Simposio sobre Estandarización del análisis foliar en plátanos, celebrado en Costa de Marfil durante los días 15-24 de agosto. La revista Fruits publica en enero de 1977, un artículo en francés compuesto por nueve páginas bajo el título Etat actuel des études de nutrition et fertilité en culture bananière à Ténérife, tratándose del resultado de un trabajo expuesto con anterioridad, concretamente en el marco del Primer Seminario Internacional sobre el análisis de la hoja del plátano, celebrado en nuestro archipiélago entre los días 24-31 de agosto de 1975. Durante esa década colaboraría junto a diversos especialistas, tanto en el estudio de la floración y corte del plátano, así como en las características de los suelos donde se cultiva.

En el contexto de los años ochenta seguiría participando en nuevas propuestas, siendo ejemplo de ello el proyecto bajo el título El empleo de agua de dudosa calidad (salinas y depuradas) en Canarias, atendiendo a los efectos de la alcalinidad y la salinidad del suelo como consecuencia del agua de riego sobre el cultivo del aguacate y la piña tropical.

Fallece en 1987, apuntando hace ya muchos años Rafael Yanes Pérez la necesidad e importancia de conocer, recopilar y difundir su legado, atendiendo esencialmente al conjunto de textos, trabajos y publicaciones que dejara el doctor Francisco Valerio García García, con el fin de aprovechar sus múltiples aportaciones al sector agrícola y medioambiental de nuestro archipiélago. Una idea que, sin lugar a dudas, mostraría el compromiso de un realejero por la edafología.

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