El delegado del desgobierno en Canarias, Anselmo Pestana, cuenta de una manera muy suya. Ha dicho que “solo” tenemos 1.700 emigrantes ilegales acogidos en las islas. Esa cifra excluye matemáticamente a los 2.500 menores no acompañados acogidos en la Desasistencia Social canaria. O es que tal vez no son emigrantes, sino extraterrestres. Vaya usted a saber. Hasta los primeros días de agosto habían entrado ilegalmente en las islas ocho mil personas procedentes del vecino continente. Nadie ha dicho cuántos siguen viniendo desde Marruecos, donde hay menos paro que en Canarias. Ninguna patera acabó en la playa privada de La Mareta. Habría sido un espectáculo. Un hombre alto y espigado, en alpargatas, con los brazos abiertos, dándoles la bienvenida a su mesa y mantel. Y venga fotos. Y venga telediarios. No hubo suerte. Pero menos fortuna han tenido las quinientas almas que se ha tragado el fondo del mar. Esas muertes que producen lágrimas de cocodrilo y que siguen produciéndose un día y otro y otro… Y suma y sigue.