Escribo en la clandestinidad. Tecleo de forma sigilosa bajo el amparo de esa luz tenue que arroja cierto sosiego para darle forma y sentido a las letras. Cargo las palabras con cautela, aunque la turbación no me impide llenar de munición el altavoz de la libertad. Quiero contarle al mundo que vivo en una comunidad de vecinos controlada por ella, nuestra amada líder. Desconozco si sus comisarias vecinales llegarán a interceptar este documento subversivo, sin embargo, voy a obviar su nombre por garantizar mi seguridad. Vivimos bajo el control absoluto de su régimen totalitario, que pondera el personalismo y la autocracia frente a las elecciones limpias y libres. Ha conseguido convencer a cualquier propietario que ose presentar candidatura a presidente de la comunidad. Tras la abdicación de su padre, continúa ejerciendo sus intensas políticas de control que han llevado a convertirnos en la vecindad más hermética del barrio. Los observadores internacionales de la calle de abajo aseguraron que las elecciones para la presidencia de la comunidad del pasado año transcurrieron bajo un ambiente de civismo democrático, cumpliendo con las normas estipuladas en las leyes que rigen estos procesos vecinales. El informe preliminar de esta entidad señaló en sus conclusiones que las irregularidades percibidas por la delegación han sido marginales. No se qué tendrá esa joven lideresa que con su verborrea y artes maquiavélicas consigue la inmunidad del rebaño, proyectando al exterior una imagen virtuosa y compasiva. Mi testimonio es la realidad de una situación de absoluta pasividad, exceso de poder y su decisión irrevocable de no convocar juntas ni firmar la aprobación de presupuestos, además, del extraordinario aumento de la comunidad para gastos que exaltan su figura. Amada líder ha convertido al Administrador de Fincas en un agente secreto a su servicio para los trámites de contratación por humedades en las paredes de su casa o cuando se rompe una teja de la vivienda. A veces sufrimos cortes en la conexión a Internet y, yo creo, que es su manera de aislarnos del mundo exterior. En la última Junta de Propietarios eliminó para siempre los ruegos y preguntas porque según nuestra presidenta se trata de una degeneración hedonista de la clase aristocrática. Entre las excentricidades más destacables de amada líder, se encuentra la de obligar a sus vecinos a traer sus propias sillas a las juntas, a encargar el diseño de un busto de su padre para colocar en la entrada de la finca y a organizar actividades y eventos que exaltan a su familia. Con todo esto, su gobierno de hierro mantiene restricciones estrictas a las visitas de vecinos no autorizados a su comunidad. Amada líder firma y firma documentos y nunca le pasa nada; las escasas quejas a su presidencia son denegadas de inmediato, presentando una hoja limpia y sin reclamaciones. La situación financiera de nuestra comunidad permanece prácticamente aislada del resto de las fincas, principalmente porque las inversiones son controladas estrictamente por ella. Con la finalidad de mantenerse sin injerencias externas, amada líder aplica sanciones a los propietarios que considera menos solidarios, aumentando así un patrimonio del que desconocemos la cantidad exacta. Carmita, mi vecina, me contó que Alfredo, nuestro influyente y experimentado portero, quiere deponer a la amada líder. Parece que le ha comentado que “no aguanta más su forma de gobernar y no le va a seguir más la corriente, porque no quiero que diga la gente que amada líder me quiere gobernar”. Tiene la intención de abrir un juicio vecinal contra la presidenta, un recurso aprobado por los estatutos que permite que los propietarios puedan expulsar del poder a la presidenta. Y la verdad, que lo voy a secundar, porque es la única manera que veo de pasar más tiempo con mi mujer.