Fue el Pleno del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife de 21 de febrero de 1997 el que, por unanimidad, aprobó la moción que presenté como portavoz del Grupo Socialista para que el teatro del Parque Cultural Viera y Clavijo se denominara Teatro Pérez Minik.

Domingo Pérez Minik (Santa Cruz de Tenerife 1905-1989), uno de los fundadores de la revista tinerfeña Gaceta de Arte, muy estimado en los círculos literarios canarios del siglo XX, polarizó su quehacer crítico-literario hacia las cuestiones teatrales, de ahí algunas de sus obras, como Debates sobre el teatro español contemporáneo (1953), Ensayos sobre la poesía dramática de la evasión, Teatro europeo contemporáneo, su libertad y compromisos y Un sentido de la crisis del teatro contemporáneo. A Pérez Minik el teatro le absorbió gran parte de su vida, por lo que recibió en 1965 el Premio Nacional de Teatro.

Su verdadero nombre era Domingo Juan Pérez Hernández, pero, extrayéndolo de su primer nombre, ideó el seudónimo de Minik, que acabó usando como segundo apellido hasta incluso legalizarlo como tal. Formó parte del grupo fundador del suplemento Gaceta Semanal de las Artes, del periódico La Tarde, y su obra crítica la orientó fundamentalmente hacia la novela y el teatro contemporáneos. Colaborador muchos años de El Día y la revista madrileña Ínsula, su firma apareció en las más prestigiosas revistas literarias españolas y extranjeras.

Presidente del jurado de los Premios de la Crítica, recibió el Premio Canarias de Literatura y el Doctorado Honoris Causa por la Universidad de La Laguna, destacando entre sus obras la Antología de la poesía canaria (1950), Novelistas españoles de los siglos XIX y XX (1957), Introducción a la novela inglesa actual (1969) y La novela extranjera en España (1977), además de Facción española surrealista de Tenerife (1975) como aportación a la literatura de vanguardia.

Resultaba difícil entender que un canario de tanto prestigio no hubiera recibido de su ciudad un gesto de reconocimiento, y así lo comentaron en varias ocasiones diversas personas conocedoras de su vida. Así que algo había que hacer, y fue el querido periodista Gilberto Alemán quien, entre sorbo y sorbo de café tras una de las habituales tertulias en Radio Club Tenerife, me sugirió, allá por 1996, una idea: Teatro Pérez Minik.

Y tras la aprobación por el Grupo Socialista, el 6 de noviembre de 1996 presenté la propuesta al Consejo de Administración de Cultura, donde si bien hubo cierta discusión y alguna dificultad, finalmente aceptó llevarla a la Comisión de Gobernación, que el 18 de febrero acordó dictaminarla favorable hasta que la aprobó el Pleno de 21 de febrero de 1997, siendo muchos los vecinos de Santa Cruz que se adhirieron al expediente, y muy a favor el posicionamiento de los medios de comunicación, concretamente Ricardo Acirón, Juan Cruz Ruiz y Alfonso González Jerez con artículos de opinión.

Republicano declarado y miembro del PSOE, estuvo confinado tres meses en la prisión de Fyffes al principio de la Guerra Civil, donde coincide con catorce anarquistas que inicialmente lo acusan de intelectual burgués, pero acaban considerándolo gran camarada. Poco antes de su excarcelación el 4 de diciembre de 1936 gracias a las infatigables gestiones de su esposa, queda solo en un recinto y conoce la amarga noticia de que sus catorce compañeros han sido ejecutados, quizás el episodio más doloroso de su vida, al que se une el asesinato en febrero de 1937 de su compañero Domingo López Torres, y el fallecimiento en 1939 de Agustín Espinosa. Tras recobrar la libertad, se vio obligado a un forzado silencio hasta que se inició como actor de teatro.

Domingo Juan Pérez Hernández nació en la calle Cruz Verde y vivió en el Barrio de Salamanca, en el número 7 de la calle Igualdad, que la dictadura franquista cambió por General Goded el 6 de diciembre de 1937, hasta que se le nominó ,el 17 de diciembre de 2008, Calle del Perdón, que ha sido felizmente sustituida por el Pleno del Ayuntamiento del pasado 30 de julio por Domingo Pérez Minik, que desde las alturas, con este gesto, perdona a quienes tanto daño le han hecho en la dictadura, y también a los que lo han pretendido recientemente, sin conseguirlo, en la democracia.