«Tengo claro que el archipiélago canario ha contribuido de manera significativa al encuentro entre dos mundos, entre Europa y América, y sirvió para establecer, organizar y regular circuitos de intercambios humanos, culturales y económicos”». Estas palabras forman parte de la introducción del libro Encuentro con lo ajeno. Su autor es Isidoro Sánchez García, ingeniero de montes, persona vinculada durante años a la política local, nacional y europea, así como a la dirección de Parques Nacionales, entre otras muchas funciones asociadas a la escritura y al ámbito de la producción audiovisual, siendo frecuente colaborador de estas páginas del periódico El Día/La Opinión de Tenerife. Isidoro muestra reflexiones de su amplio bagaje a lo largo de 13 capítulos y 100 páginas con resultados y experiencias vividas o leídas como atento observador de su realidad más próxima o lejana. Con una prosa ágil y entretenida, plagada de numerosas anécdotas, va estructurando ese encuentro con lo ajeno. Se suceden así relatos que giran sobre la necesidad de valorar e incentivar la protección de los derechos de los indígenas y el deber de mantener un constante esfuerzo en la defensa de los derechos humanos, tal y como se advierte desde el mismo prólogo, realizado por la polifacética ecuatoriana con amplio perfil político e investigador, Lucía Burneo Álvarez.

Conceptos como la etnia, la cultura, la globalización, entre otros asuntos, se suceden a lo largo del primer capítulo en el que el municipio de La Laguna aparece como escenario principal de los comentarios. El papel de las comunidades indígenas de América y breves pinceladas a los desafíos y retos que ello supone marcan el siguiente relato. No duda el autor en reproducir tras ello algunos fragmentos de la carta que el jefe indio Seattle envió al presidente de los Estados Unidos de América, a raíz de la oferta de compra de los territorios que le había hecho en 1854. Su lectura permite advertir valores tan importantes como la defensa y lucha de la tierra. El papel del derecho de los indígenas, sus carencias, obstáculos y negaciones también ocupa varios párrafos. Una lucha constante por el respeto hacia el derecho de estos pueblos, así como sus culturas. El autor, además, invita a la reflexión con trece puntos que reproduce atendiendo a la percepción expuesta hace algunos años por los mayas de Guatemala respecto al sistema de salud occidental.

Como muestra de las estrategias de cooperación con los pueblos indígenas expone el caso de España, el Banco Mundial y la Unión Europea. Isidoro muestra que tras más de 500 años de encuentro entre los dos mundos –europeo y americano- aparecen las lógicas reivindicaciones en distintos foros por parte de las comunidades indígenas. A ello dedica algunas líneas. De esas preocupaciones e inquietudes analiza el caso del turismo y aporta como ejemplo el productivo encuentro tenido al pie del volcán Chimborazo con las comunidades indígenas, tras la expedición de varios miembros de la ACH de Canarias a Ecuador en septiembre de 2019. Otra de las aportaciones trata de la defensa de los derechos humanos y el papel de Alejandro de Humboldt que, en su periplo americano, atendió especialmente por su perfil humanista. Expone, además, algunos detalles sobre la relación entre México y España, reflexionando sobre acontecimientos asociados a la conquista y la colonización. Otro capítulo reproduce un documento que el autor preparó como Declaración respecto a la visión europeísta de los pueblos y las comunidades indígenas de las Américas, tras finalizar un Simposio Internacional en La Laguna en 2003. El papel de la poesía y los poetas entre Canarias y América es la antesala de un final en el que Isidoro nos aproxima a referencias sobre el Derecho y el papel en la sociedad desde diferentes puntos de vista. Un epílogo del polifacético consultor turístico y miembro de la ACH de Canarias, Manuel Méndez Guerrero, permite comprender el alcance y la trayectoria de un trabajo de enorme actualidad y necesidad. Enhorabuena por el resultado, Isidoro.