En numerosas imágenes, apuntes de prensa, recuerdos y vivencias sobre el fútbol en el Valle de La Orotava de las últimas décadas aparece con frecuencia el nombre de Antonio Oliva Ávila que, tristemente, nos ha dejado a la edad de 85 años. Perdemos a un hombre que dejó una huella imborrable en las numerosas generaciones que lo conocieron y trataron de cerca.

Nació el 17 de enero de 1936 en Los Realejos, a pocos días de celebrarse en su localidad natal la festividad en honor a San Vicente y pocos meses antes del inicio de la fatídica Guerra Civil Española. De profesión carpintero, encontró en el trabajo de la madera una forma de vida que complementaría con otra gran pasión pues Antonio era de esas personas con inquietudes y necesidad de formar a los demás por lo que desde muy joven inicia su vinculación como entrenador de fútbol en el club infantil San Agustín, recogiendo también algunos apuntes de prensa histórica su presencia durante un cierto tiempo en el mundo del arbitraje. Comenzaba así una trayectoria que se prolongaría durante décadas. Imágenes en blanco y negro nos muestran la complejidad de unos años en los que la pasión, la entrega y el respeto se materializaban a partes iguales sobre viejos campos de tierra en los que las ganas de practicar tal deporte superaban cualquier obstáculo o carencia. Recuerdan sus discípulos que Antonio Oliva era un entrenador paciente y respetuoso. Era consciente de que esas cualidades debía transmitirlas a los más jóvenes en el campo y por eso siempre fue partícipe y practicante del ejemplo. Su figura siempre se ligó a las bases de los clubs, a la fuente donde germinan los jugadores para otras categorías. Su experiencia se fue forjando junto a numerosos profesionales que le acompañaron y guiaron durante décadas proyectando su nombre por otros rincones de la geografía tinerfeña, especialmente en el Valle de La Orotava. El Club Oratorio Festivo (La Orotava), el Juvenil Realejos, el CD Vera, la UD Orotava y otros equipos de fútbol conocieron su buen hacer y estilo de entrenar. Especialmente significativo sería su paso por la UD Longuera-Toscal, donde su entrega se prolongaría un mayor número de años en el tiempo, extendiendo esa pasión a sus hijos y nietos.

Durante los últimos años recibió algunos reconocimientos públicos. Muestra de ello sería el encuentro-homenaje organizado por una comisión de antiguos futbolistas celebrado en el Centro Cultural y de Recreo Casino Realejos en 2010, la entrega del título de Leyenda Deportiva de Los Realejos en 2014 y la Insignia de oro del Trofeo Teide en el año 2017.

Era frecuente ver a Antonio Oliva paseando por su zona de residencia o conduciendo su Renault 4 rojo que era empleado para salvar mayores distancias. Se paraba a dialogar con los vecinos, independientemente de la edad, y compartía impresiones y, como no, relataba experiencias asociadas al fútbol o cualquier otra cuestión propia del día a día. Quien redacta estas líneas disfrutó en más de una ocasión de alguna anécdota que nos hacía conocer un pasado lejano que en sus palabras fluía con calidez y cercanía.

Quedan incontables vivencias ligadas a su persona y una muestra tangible de todo ello se evidencia para la posteridad en un peatonal rotulado con su nombre, ubicado en el núcleo de La Carrera desde 2019. Transmitimos a su esposa, a sus hijos, a sus hermanos, nietos y demás familiares nuestro más sentido pésame. Gracias por tanto, D. Antonio. D.E.P.