El pasado jueves se colocó la primera piedra de la playa de Valleseco, en el litoral de Santa Cruz de Tenerife, que supone en sí un monumento a la lucha emprendida a finales de la década de los ochenta por la comisión de vecinos para recuperar esta franja de la costa chicharrera.

Atrás quedan tres décadas y media de desvelos del colectivo que lidera Javier González que, ya desde la época del entonces alcalde Manuel Hermoso, comenzó la búsqueda de alternativas para que Valleseco fuera un lugar de ocio público, una zona de expansión de una ciudad que vive de cara al mar pero sin contacto directo con él porque los terrenos los ocupa en su mayoría el Puerto de Santa Cruz. De ahí la necesidad de alcanzar acuerdos para la conquista del mar para el disfrute de los vecinos, que han centrado sus esfuerzos en evitar la privatización de la zona ante el intento de instalar, hasta en al menos cuatro ocasiones, un puerto deportivo.

Valleseco es la zona de baño más cercana al núcleo urbano de la capital tinerfeña, que históricamente ha sido el refresco de los vecinos de los barrios que se localizan a la entrada de la Península de Anaga, desde el entorno de la Capitanía Marítima hasta El Bloque, el lugar de moda que en la actualidad concita el mayor número de bañistas.

Las negociaciones se centraron en cómo adaptar este entorno marítimo que se localiza en Santa Cruz y que sin embargo es propiedad de la Autoridad Portuaria, lo que provocó el pulso por la protección de la zona que enamoró al mismísimo artista lanzaroteño César Manrique, quien, de la mano del arquitecto Joaquín Galera, animó con su presencia en abril de 1990 a pelear para conseguir que Valleseco fuera un espacio natural para el disfrute de los vecinos, desde un concepto de arquitectura ecológica, integrada en el paisaje y respetuosa con la tradición de Tenerife.

Para preservar el medioambiente, se constituyó la Comisión de Defensa de la Playa de Valleseco, que avanzó en la propuesta de un parque marítimo desde El Bufadero a Muelle Norte, por lo que se impulsó la declaración de Bien de Interés Cultural. El arquitecto Joaquín Galera recuerda que después de cinco años de negociaciones se logró que en 1994 el Ministerio de Obras Públicas, Transporte y Medio Ambiente encargara el proyecto de la nueva Playa de Valleseco, de arena negra y una longitud que superaba los 1.200 metros, obra de los tinerfeños Eustaquio Martínez, Antonio Corona y Arsenio Pérez. Los planes de desarrollo sufren un revés y se retoman las negociaciones entre la Comisión en Defensa de la Playa, la Autoridad Portuaria y el propio Ayuntamiento de Santa Cruz, que ven cómo el Gobierno de Canarias incoa expedientes BIC para proteger las naves carboneras, lo que supondría un obstáculo para el desarrollo del proyecto y centran de nuevo sus esfuerzos en replantear el desarrollo de la zona, siempre movido por el objetivo de una playa para todos y con todos.

En 2005 las partes acuerdan la convocatoria de un concurso de ideas para resolver esta franja del litoral, concurso que ganó al año siguiente el equipo de arquitectos canarios formado por Elsa Guerra y el recordado Joaquín Casariego bajo el lema ‘Sol y sombra’, lo que dio paso a la negociación y posterior consecución de la declaración favorable de impacto ambiental que permitiera la obra en esta franja del litoral, después de que se evitara el manto de protección en las naves carboneras, para facilitar el desarrollo del proyecto.

Tras la crisis de 2008 y años de vicisitudes, con la elaboración del proyecto básico y la financiación comprometida a través de convenio, se rubrica el acuerdo en 2019. Santa Cruz se compromete a aportar 5,6 millones de euros; el Gobierno canario, 5,3; el Cabildo de Tenerife, 4, y la Autoridad Portuaria, 1,6.

Finalmente, la UTE formada por Dragados y Elfidio Pérez ganó el concurso de adjudicación, recortando los plazos de ejecución de 24 a 22 meses, e incluso rebajando el presupuesto, de los 15,7 millones estimados a 13,6 millones.

Con el arrope económico, se saca a licitación el conocido proyecto de Los Charcos, una parte del ‘Sol y Sombra’ ideado por Elsa Guerra y Joaquín Casariego cuyo desarrollo se inició días atrás con la firma del acta de replanteo de obras y los primeros movimientos de tierra, con una inversión por valor de 13,6 millones en un período de veintidós meses, estimándose su finalización en abril de 2023.

Resta ahora estar vigilantes en la ejecución para culminar una obra que, a su término, será el mejor tributo a la implicación de los vecinos en la defensa de la playa de Valleseco, donde quedarán reducidas al grado de anécdotas las negociaciones y los pulsos entre vecinos y políticos que acabaron en acampadas en Ligrasa o a las puertas de la Subdelegación del Gobierno para exigir que el litoral de esta franja de Anaga fuera para uso y disfrute del pueblo.

Junto al agradecimiento a todos los agentes implicados en las negociaciones, el reconocimiento a cuantos trabajaron para que la playa de Valleseco sea una realidad, como el propio Joaquín Casariego o centenares de vecinos que han esperado el gran momento que se anuncia para abril de 2023.