¿Cuánto has oído hablar de gente tóxica o personas tóxicas? Mucho, ¿verdad ? Si pones esa palabra en el buscador de Google te asombras de la cantidad de información o de artículos que aparecen, pero aun así, cómo es posible que no nos demos cuenta de cuándo estamos rodeados de ell@s o si incluso nosotros mismos somos esa persona tóxica que de alguna manera afecta a otras de forma negativa.

La definición de persona tóxica es aquella en la que se incluyen, entre otros, los términos egocentrismo y narcisismo. Términos complejos si los analizamos de forma aislada pero no lo son tanto, si los entendemos en su expresión psicológica, podemos empezar a ver los rasgos de ciertas personas que tenemos en mente y que podemos ir catalogando a medida que vamos comprendiendo. Podemos incluso vernos reflejados en ellos y trabajar esos rasgos de nuestro perfil para moldearlos.

Egocentrismo: para esa persona todo gira en torno a su mundo, a su vida, a sí mismo por falta de empatía aunque, en muchas ocasiones, presuman de lo contrario. Suele ser sólo un mecanismo de justificación de sus actos. El egocentrismo puede ser catalogado como un pensamiento infantil, normalmente no viene dado con maldad sino simplemente por la falta de madurez y de aprendizaje social que todos necesitamos en las primeras etapas de nuestras vidas. Una falta de escuchar, aprender y respetar los pensamientos y deseos del otro, es decir, la ausencia de dotar al otro de una mente diferente a la mía ya que creen que lo que ellos piensan es la única realidad.

El narcisismo, por su parte, hará que esos pensamientos del otro no sean relevantes porque el importante soy yo, el que vale soy yo, quien importa soy yo. La persona narcisista se rodeará de personas o cosas que lo hagan brillar más de cara a la sociedad y eso hará que el resto se encandile, ya que suelen ser personas muy sociables y suelen ser el centro de atención.

Las personas tóxicas suelen ser en un principio aquellas a la que a uno le gustaría tener de amig@, hasta que poco a poco vas viendo cómo absorbe tu día a día sin casi darte cuenta, llegando a manejar todos tus espacios y relaciones en un plisplás. Son llamativas en diferentes modos, ya sea por su energía o por su aspecto. Las distinguimos por cómo extienden sus plumas y enganchan o enamoran a cualquiera que esté ahí y que les sirva como retroalimentación positiva hacia ellos, algo que necesitan debido a su baja autoestima. Las personas tóxicas necesitan sentirse aceptados y queridos constantemente. “Dime de qué presumes y te diré de qué careces” y claro… , de ahí proviene la otra parte.

¿Cómo no encandilarse con alguien así?

Pues ya sea porque vienes escaldad@ y reconoces ese perfil de persona, con lo cual no te encandila y no caes en sus redes, o lamentablemente si vienes tocad@, con autoestima baja o un perfil bajo y esa energía es la que te llama para sacar fuerzas y seguir luchando en tu día a día. Esas personas te acogen , te envuelven, te hacen sentir parte de su mundo, y eso es justo lo que crees que necesitas en esos momentos.

Sin darte cuenta de que cuando vaya pasando el tiempo y tras esa fase inicial de subidón que dan este tipo de relaciones, te sentirás peor y con menos energía que antes.

Te hará dudar de cada una de tus decisiones, tomará las riendas de tu vida, no te quedará espacio para los tuyos y, si no haces lo que esa persona quiere, te castigará de alguna manera haciéndote sentir mal y en deuda, porque “lo hace todo por tu bien, para que espabiles, para que te vaya mejor y que las cosas te salgan bien” ¡Qué gran amistad! (Entiéndase la ironía).

Tenemos muchos ejemplos de personas tóxicas a nuestro alrededor. ¡Seguro! Y uno muy fácil de reconocer me viene a la cabeza sobre la marcha. Pensemos en aquellos adolescentes con su líder de grupo, un líder que incita al resto a hacer cosas que no son positivas, ya sea probar drogas, hacer alguna gamberrada, etc. El adolescente interiormente duda, pero estando en la época en la que está, donde el grupo lo es todo…y tras la presión a la que se ve sometido… hará lo que tenga que hacer con tal de no salirse de las normas del grupo, y si además se burlan de él porque expresa sus dudas o su negación… la risa y la burla del resto están garantizadas. Si ese ejemplo lo pasamos a nuestra vida de adulto con situaciones más sutiles y menos grupales ¿qué ejemplos te vienen a la cabeza?

Salir de esta situación parece fácil, ¿verdad?, pero no lo es. Llega un momento que dudas tanto de ti como de tu capacidad, pero sobre todo… de poder andar sol@. Y ahora te planteo yo: piensa… es esa persona la que no puede estar sola, es esa persona la que te necesita para caminar, necesita apoyarse en ti y para contigo al lado sentirse más segura. Te dejará marchar cuando encuentre a otra nueva, y así, en modo “Tarzán” irá de liana en liana, de persona a en persona. Pero recuerda y mentalízate: ¡Sal de ahí!. No tengas miedo, la persona fuerte eres tú, y si no te sientes capaz, pide ayuda, amigos , terapeuta, cualquier apoyo es bueno. Y luego rodéate de gente buena, gente que te haga crecer , sentir, vivir …verás la diferencia y es ahí cuando más te darás cuenta, porque ¿sabes? la vida es bonita , por favor, no dejes que te la amarguen.