En el Consejo de Ministros y en la Comisión Interministerial para la Recuperación, Transformación y Resiliencia, celebrada el 13 de abril de 2021, se han sentado las bases del Plan de Recuperación de la economía española que con una dotación presupuestaria de 140.000 millones de euros provenientes de los fondos Next Generation EU, establece 212 medidas destinadas a promover la transición ecológica, la transformación digital, la cohesión social y territorial y la igualdad de género. Se proponen diversas reformas estructurales en el marco de los presupuestos generales del Estado del 2021, contemplando una inversión directa especifica este año de 27.000 millones de euros y con la previsión ambiciosa de crear 800.000 puestos de trabajo.

El Gobierno ha autorizado la propuesta de distribución territorial de dotación de fondos gestionados por las comunidades autónomas con competencias en el ámbito de las políticas activas de empleo. El importe total es de 2.111 millones de euros con cargo al Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE).

La Conferencia Sectorial de Empleo y Asuntos Laborales determinará la distribución final de esa cantidad, aunque todas las comunidades autónomas al menos igualarán sus percepciones para financiar las políticas activas de empleo en 2021 respecto al ejercicio anterior.

Esta distribución de fondos se completará con otra partida de 688 millones de euros con cargo al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.

En materia de empleo en las islas, el Consejo de Ministros también ha aprobado destinar 42 millones de euros para desarrollar el Plan Integral de Empleo de Canarias 2021, que incluirá programas para reducir el desempleo en las islas, ahora agravado por los efectos económicos derivados de la crisis sanitaria del Covid-19, y para mantener los puestos de trabajo. Además, se dirigirá a los desempleados de larga duración, a los jóvenes y promocionará el emprendimiento. Los fondos, a cargo del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), se distribuirán mediante un convenio con el Gobierno de Canarias.

A pesar del esfuerzo inversor que se plantea en este Plan de Recuperación y en la renovación del Plan Integral de Empleo de Canarias (PIEC) percibo una estrategia poco innovadora, excesivamente rutinaria y con graves carencias que nos muestran la urgente necesidad de promover una decidida, profunda y sincera reorientación de las políticas económicas en general y de las políticas públicas de empleo en particular.

La problemática del desempleo, y la persistencia de altas tasas de paro, tal y como demuestran todas las investigaciones sociológicas realizadas, es hoy la preocupación más importante en los países europeos, afectando con especial virulencia a buena parte de la sociedad y resultando un factor que incide de forma manifiesta en la calidad de vida y el bienestar social.

El empleo y el emprendimiento por tanto debe constituir uno de los objetivos prioritarios de las políticas públicas que van dirigidas a suplir los fallos del mercado de trabajo y a paliar ciertas situaciones de desigualdad social ligadas al funcionamiento de éste.

Políticas públicas de empleo

Las políticas de empleo surgen cuando el mercado de trabajo no cumple con el objetivo de crear puestos de trabajo suficientes y de calidad, por lo que no se pueden desvincular de las políticas macro-económicas, haciendo referencia esencialmente a cuatro tipos de intervenciones públicas:

Acordar normas (en forma de leyes, decretos, disposiciones) o apoyar la negociación de los actores sociales al respecto, que constituyen el marco regulatorio del mercado de trabajo.

✔Dedicar recursos que inciden en la creación o mejora del empleo, bien directamente (creando empleo público), indirectamente (demandando servicios a las empresas o dando incentivos a estas para que creen empleo) o impulsando nuevos sectores. Estas políticas denominadas “industriales”, suelen servir de apoyo a determinados colectivos, incorporando a mujeres y jóvenes al mercado de trabajo.

Apoyar económicamente a quienes han perdido el empleo ( prestación por desempleo y otras políticas pasivas).

✔Mejorar las posibilidades de encontrar empleo por parte de aquellos que lo han perdido o están en riesgo de perderlo, anticipándose a este riesgo (políticas activas del mercado de trabajo).

La génesis y evolución histórica de las políticas de empleo ha ido en paralelo al nacimiento y desarrollo del “Estado de Bienestar”, por lo que debemos tener en cuenta que los altos niveles de desigualdad social guardan estrecha relación con la estructura productiva, el mercado de trabajo, las diferencias territoriales y los efectos de las políticas de austeridad.

La precariedad social se ha intensificado con la anterior crisis (2008-2013) generando un modelo de empleo con graves vulnerabilidades, y aunque la recuperación económica en España (2014-2019) previa a la pandemia supuso un significativo aumento del empleo, este tuvo un carácter inestable, poco productivo, de baja calidad, con más temporalidad y parcialidad involuntaria, salarios más bajos y una extrema flexibilidad en las relaciones laborales.

En la aplicación de las políticas de empleo en España, y especialmente en Canarias, se pueden subrayar las siguientes disfunciones derivadas de la descoordinación administrativa y la ineficiente gestión de los recursos:

Las políticas de empleo desplegadas por las administraciones públicas en las últimas décadas han sido poco activas y han desempeñado un limitado papel en el impulso de la actividad económica general y en la generación de tejido productivo estable.

Las políticas de empleo aplicadas se han orientado fundamentalmente a facilitar incentivos al sector privado, formación ocupacional a los trabajadores desempleados y suplir sus necesidades de renta, en un mercado de trabajo con desequilibrios y abundante población en paro.

Las políticas de empleo promovidas en la etapa reciente por las diferentes administraciones han carecido de un proyecto concreto, coherente y continuado a lo largo del tiempo.

Las distintas medidas de fomento del empleo no han sido suficientemente evaluadas y adolecen en general de cierto carácter rutinario y repetitivo, careciendo de herramientas adecuadas de análisis de la realidad territorial.