A estas alturas del siglo XXI, una afirmación como la anterior, que Sanidad se escribe con V de Veterinario, tendría que ser tan obvia que no debería necesitar ninguna explicación. Pero para desgracia de los Veterinarios en general, parece que es imprescindible que, blanco sobre negro, se escriba sobre esta realidad visible, verdadera y vital para que la clase política se dé cuenta de que, sin la visión y el punto de vista de los veterinarios, la Sanidad con mayúsculas, la verdadera Sanidad, es imposible. Y esto vale para todos: desde el presidente del Gobierno a los consejeros y consejeras de las comunidades autónomas pasando por la Ministra de Sanidad.

Y jugando con las “uves”, les vamos a explicar por qué los Veterinarios son fundamentales para entender la Sanidad.

Sanidad se escribe con V de Viejo, palabra que puede no estar de moda pero que define a la Veterinaria como profesión, porque el hombre ha necesitado curar a los animales desde hace miles de años.

Las antiguas tribus de agricultores y ganaderos ya sabían que la enfermedad de uno de ellos (de los humanos) era mucho menos importante para el grupo que la enfermedad de sus rebaños, que podía significar la muerte de toda la tribu. De hecho, en muchas ocasiones, el chamán o curandero era común para todos los animales de la tribu, fueran o no humanos.

Tras la actuación de los Veteri de la antigua Roma o los Albeitares de la edad media, la veterinaria nace como profesión en la Francia de 1762 con un lema: “Higia pecoris, salus populi”… porque sabíamos que la salud de los animales es la salud de las personas. El propio Luis Pasteur, años más tarde, decía que “la medicina salva al hombre, la veterinaria salva a la humanidad”. Y en tiempos mucho más cercanos, la OIE (Organización Mundial de Sanidad Animal) nace décadas antes que la OMS: tal era y sigue siendo la importancia de mantener sanos a los animales. En los momentos actuales de transición ecológica que vivimos, esto se ha resumido en dos palabras: one health (una salud). Se ha hecho para mostrar que la salud de todos los animales, humanos o no, y el medio ambiente es solo una, aunque nuestros políticos parecen no darse cuenta, agarrados al ancla de una sanidad únicamente asistencial.

Sanidad se escribe con V de Virus, como el maldito y ya familiar coronavirus de la Covid, enfermedad que es una zoonósis, es decir, que afecta a los animales y a las personas. Y aún a sabiendas de esta realidad, que ha obligado por ejemplo a sacrificar 17 millones de visones en un país tan avanzado como Dinamarca, a los veterinarios españoles se nos ha mantenido ausentes, no así en Europa, de los gabinetes de crisis y de los equipos de planificación de estrategias contra este virus. Muchos de nosotros, desde nuestra formación como científicos y epidemiólogos, llevamos trabajando toda nuestra carrera profesional para luchar contra las epidemias y las pandemias, pero nadie ha querido tenernos en cuenta ni valorar nuestra experiencia en este campo. Un error evidente para un país que se considera avanzado y que no debería permitirse errores en la sanidad.

Sanidad se escribe con V de vacuna. ¿Saben ustedes que en España se vacuna todos los años a 100 millones de animales? ¿Saben quiénes los vacunan? Pues sí, los veterinarios. Algo sabremos por lo tanto de vacunas y de vacunar. De hecho, en el trabajo a contra reloj que se ha llevado a cabo en los laboratorios farmacéuticos productores de las actuales vacunas contra la Covid han trabajado veterinarios.

Mientras tanto, aquí, en España, desde el Ministerio de Sanidad ni se ha tenido en cuenta nuestro ofrecimiento para vacunar desde el conocimiento de lo que supone este acto clínico. Ni se han parado a valorar nuestra experiencia en vacunación de grandes colectivos y en cómo planificarla. Es que ni siquiera hay un criterio claro para vacunar o no a los veterinarios, que somos, sí o sí, personal sanitario, no de primera línea pero sí de las trincheras de la verdadera Sanidad.

En Canarias, ni siquiera se contesta a nuestras insistentes reclamaciones para una vacunación temprana, en el grupo al que pertenecemos como sanitarios, insistimos no de primera línea, pero sí esenciales. Entendemos que tal vez no se contesta porque es imposible rebatir la cualidad de sanitarios de los veterinarios.

Sanidad se escribe, tristemente, con V de Vacío, como el que llevamos sintiendo desde hace más de un año los veterinarios. Quién no recuerda al presidente del Gobierno cuando, que en los días más duros del confinamiento, daba a la población permiso para pasear con sus perros pero no aclaraba en el BOE que las Clínicas Veterinarias que consiguen mantener sanos a esos animales debían estar abiertas. Permanecimos olvidados. Ni siquiera se nos nombró, mientras sí se hablaba, por ejemplo, de las tiendas de animales o las colonias felinas. Aún así, los profesionales de pequeños y grandes animales entendieron que eran esenciales y mantuvieron abiertos sus centros y acudieron a sus trabajos. Y no sólo eso, sino que generosamente donaron sus respiradores y sus EPIs a los hospitales cuando escaseaban. Seguramente hay más de una persona aún viva en estos momentos gracias a aquellos respiradores “de perros”, que son exactamente iguales a los de los animales humanos.

Sanidad se escribe con V de Vida, de todas las vidas, humanas o no.

Y con V de Valiente, como lo han sido durante esta pandemia todos los veterinarios que han seguido cuidando de todos como parte de los servicios esenciales y como deberían ser las Administraciones para reconocer su error al ignorarnos.

Siguiendo los vientos que nos llegan de otros países, acabaremos siendo reconocidos como lo que somos, Sanitarios y Veterinarios, esperemos que por fin, con la uve de Visibles.