Síguenos en redes sociales:

Gallegos y la Aldea

Gallegos y la Aldea

El aislamiento y el abandono del campo crea islas, en muchos casos las carreteras y las mejoras en la comunicación son vías de huida del campo, más que avances que revalorizan y dignifican la vida en el medio rural. Gallegos y la Aldea son ejemplos de libro de lo que ahora llamamos territorio vaciado, qué decir de Garafía, o de la Gomera rural. En Canarias tenemos que “mirar para el campo”, dada la coyuntura local y las necesidades de los estómagos, en un contexto que ha devaluado al campo y a los campesinos.

La “isla de Gallegos”, ha sido un territorio singular, marcado no solo por dos barrancos, sino también por los acantilados, con un mar áspero, sin abrigos naturales, no siendo más suaves las comunicaciones por la cumbre.

La agricultura y la ganadería, lo que ahora llamamos subsistencia, han marcado su historia. La incorporación de los cultivos de regadío, en los primeros años del siglo XX, con la canalización del Roque Los Árboles en 1902. No se implantan cultivos de exportación (plátanos, tomates), sólo hubo un amago de ingenio azucarero. Poco suelo cultivado, minifundio, complementando las tierras de regadío, cultivo en rozas, conflictos con los responsables de los montes, hambre de tierra ya que orillarán los mil habitantes en los años 1950, en algo menos de 200 hectáreas cultivadas, contando con unas 50 pipas/hora del Roque Los Árboles. Son años de autarquía económica y poblacional, había que unir las parcelas en el minifundio. Leamos algunos datos: entre 1908 y 1932, de los 74 matrimonios celebrados, 54 fueron entre “gallegueros”. Una de las razones que marcan estos enlaces, son los huertos, en una economía rural, con gran peso del minifundio.

La carretera, Venezuela, y el modelo urbano-consumista ponen el resto. Cuando llega la hora de la vuelta de los emigrantes, éstos no vuelven a gallegos, ya que ahora no es referencia, como fue para los indianos de Cuba con más de cincuenta casas construidas por los mismos, casas de dos plantas, teja francesa o árabe, un oasis de vida y progreso, único molino de gofio movido con agua, sólo comparable con Los Sauces, apenas se han incorporado mejoras, para estimular a la población, galería El Roque los Árboles y una tubería desde La Palmita, que hoy tiene el mayor de los cultivos de ñame de Canarias el que se incorporan los venezolanos expulsados por el chavismo.

La “isla de La Aldea”, en Gran Canaria, flanqueada por acantilados en la costa oeste, como Punta Foneque, Guayedra, Anden Verde, y por barancos hacia Mogán y las cumbres de Tejeda, hacían que este valle se comunicara por mar hacia Santa Cruz de Tenerife hasta la década de 1950, dada la dureza del mar en el norte de Gran Canaria. La carretera llega a La Aldea el año 1955, -antes era una isla geográfica además de isla social-. Aquí, las tierras y las aguas estaban en manos de pocas familias, como Márquez de Villanueva del Prado,o la familia Pérez Galdós. Se dieron conflictos sociales entre los dueños de la tierra y los agricultores, destaca el levantamiento campesino y su represión, durante la dictadura de Primo de Rivera, en 1926, cuando tuvo que intervenir el ministro de gracia y justicia, Galo Ponte, quien desembarca en la playa de La Aldea, expropiando las fincas, haciendo una venta simbólica a los campesinos “sin precedentes en toda España”. Así, se pone fin a 300 años de lucha por la tierra. Nace Roque Aldeano, luchando por mejoras en las carreteras, agricultura, aguas. Hoy, La Aldea es un emporio agrario, siendo una referencia no sólo en tomates, con una mejoría agraria pero también en la carretera, el 2015 comenzaron los túneles, para superar numerosos acantilados.

No comparemos a Galo Ponte con Jorge Vigón y lo que hemos tenido después. La Palma vaciada demanda una política agroforestal que dignifique económica y culturalmente el campo. Es una vergüenza que cerremos colegios porque no hay niños, mientras en uno de los territorios con más posibilidades de Canarias, los niños distan varias horas de los colegios. Hacemos obras para la galería en la carretera de Las Mimbreras como un lugar sin piedras y aparentamos que ponemos solución con alambres en las laderas de la pista de Gallegos hay unas piedras pesadas que no son ni de basalto ni de fonolitas, son de papel.

Espero que los jóvenes de la zona se “contaminen” con Roque Aldeano, para defender un territorio y a su gente, lo necesitamos, abramos la carretera al menos en horario escolar y médico, escuchemos a los vecinos, señor consejero, parte de los problemas actuales se deben a la separación de los políticos y técnicos con la población, reúnase con los vecinos para que las obras que demandamos ahora, no den lugar a que éstos huyan del territorio. Usted sabe que de las laderas caen piedras, pero del cielo también caen rayos.

Pulsa para ver más contenido para ti