“La desamortización fue una de las armas políticas con la que los liberales modificaron el sistema de la propiedad del Antiguo Régimen para implantar el nuevo Estado liberal durante la primera mitad del siglo XIX”.

Este texto entrecomillado lo leo en el tema de la Desamortización de Mendizábal. Aquellos controvertidos episodios, con la expulsión inherente de los Jesuitas de España, han pasado a ser una triste historia. Los Jesuitas tenían un centro escolar en la famosa mansión Casa de los Brier, en la muy noble y leal Villa de La Orotava. De modo que si fue en la primera mitad de siglo XIX, es ahora, que estamos en la primera mitad del siglo XXI, cuando se cumplen aproximadamente doscientos años.

A modo de elipsis narrativa, pasemos de un salto en el tiempo, a los primeros años setenta del siglo XX, en que seguía habiendo un enorme y evidente déficit en puestos escolares para la escolarización de todos los que estaban en edad escolar (seis a catorce años de edad), en Canarias en general y en La Orotava en particular. Y hubo urgencia en habilitar locales en la mayoría de municipios, para impartir clases provisionalmente, hasta tanto no se finalizaba el extenso programa de construcción de centros escolares de EGB, Secundaria y FP.

Y en 1974 me llaman, como técnico de la UT de la Delegación del Ministerio en esta provincia, para que informara sobre la posibilidad de impartir clases de FP en este hermoso edificio, la casona de la familia Brier, que es una mansión señorial de las más antiguas, y forma parte de las famosas Doce Casas señoriales o mansiones que posee el casco urbano de la Villa de La Orotava. Me refiero al edificio ubicado en lo alto de la pendiente de la calle de La Carrera, casi frente por frente con la célebre Casa de los Balcones.

Como técnico de la Delegación del Ministerio de Educación y Ciencia (fue antes de la creación de las autonomías regionales con sus Consejerías) yo visité entre otros posibles locales, con una comisión municipal, la referida Casa de Los Brier. Mi informe en resumen fue éste: “negativo para a impartir clases”. Este bello edificio es una maravilla arquitectónica, que no merece ser mancillada por jovenzuelos, entre los que siempre hay chicos díscolos que todo lo rompen…

A modo de epilogo: en conclusión, no se utilizó en pleno siglo XX la Casa de los Brier como centro escolar. Pronto se fueron terminando los nuevos institutos de bachillerato y de formación profesional, y colegios de básica en número