El coordinador general de Izquierda Unida y ministro de Consumo, Alberto Garzón, ha sacado adelante un decreto por el que se carga la publicidad del juego de apuestas. Una iniciativa que persigue salvar a los ciudadanos de una espantosa adicción, la ludopatía, y que se lleva por delante un enorme negocio de clubes de fútbol y medios de comunicación. El Estado ha decidido, por lo tanto, seguir salvando a los ciudadanos de sí mismos y sus vicios, como el alcohol y el tabaco. Con ambos productos tóxicos recauda el Gobierno cientos de millones cada año, como un bondadoso camello que por un lado nos vende las drogas legales y por el otro prohibe que se les haga publicidad. Ahora, se cargan las apuestas en el futbol desde el mismo Gobierno que se lucra de la Lotería Nacional, convertida en una placentera adicción para millones de españoles. Para el ministro Garzón no supone ningún conflicto perseguir los juegos privados y no los públicos. Según él, las apuestas rápidas son mucho más nocivas mientras que las diferidas, cuando compras un boleto y tienes que esperar, son inocuas. Así que vayan diciendo adiós al “rasca”. Y a las máquinas tragaperras. Y a los casinos. Y a los bingos. La larga mano del Estado salvador acudirá tarde o temprano para evitar que nos gastemos el dinero en nuestra propia diversión. A ver si aprendemos que hay que guardarlo cuidadosamente para pagar nuestros impuestos. ¿De dónde va a salir, si no, el sueldo de los ministros? Y no descarten que, a la larga, se carguen el gordo de Navidad, por fomentar la obesidad.