Existe la ceguera política. La militancia daña irreparablemente ese nervio óptico que permite discernir la realidad. Los socialistas canarios han asumido que su obligación es defender el proyecto de los Presupuestos Generales del Estado. Pero eso no impide que en la intimidad echen espuma por la boca, conscientes de que los presupuestos de mayor gasto de la historia de España no tratan bien a las islas. O sea, que sí que ven lo que hay. Pero han elegido defender lo indefendible.

De los miles de millones de los fondos europeos, aquí llegará lo justito. No hay inversiones determinantes para la modernización de la administración. No hay fondos extraordinarios para atender a la creciente pobreza. No hay un plan especial para la salvación del turismo. No hay lo que se necesita.

Todo eso no quiere decir que el Estado no se gaste dinero en Canarias. Por supuesto que lo hace. Se mantienen las subvenciones a la producción de electricidad, a los viajeros y a las mercancías en sus desplazamientos dentro y fuera de las islas o a las exportaciones de plátanos o la inversión en carreteras. Estos presupuestos serían buenos si no pasara nada. Si no estuviéramos camino del medio millón de parados. Si no tuviésemos los hoteles cerrados. Si no se anunciaran cierres de autónomos y pymes a punta pala. Pero con la que está cayendo en Canarias, el proyecto de gasto en las islas es simplemente inaceptable.

El Gobierno de España ha dicho que prolongará los ERTE más allá de enero. Pero aún no lo ha aprobado. Y además se pagarán solo los que demuestren una relación directa con el turismo. Y se defiende de las acusaciones explicando que ya sostienen a los pensionistas y a los parados de las islas. Pero eso también lo hacen en el resto del país. Faltaría más que no lo hicieran en Canarias. No es excepcional. Lo excepcional es que los miles de millones extraordinarios de la UE no se destinen a cerrar la brecha social y territorial en España entre un Norte cada vez más rico y un Sur cada vez más descolgado y más pobre.

El Gobierno de Canarias piensa que con los millones extra que recibirá el próximo año de la liquidación del sistema de financiación podrá tapar el agujero. Y se equivoca. A estas islas le hace falta el esfuerzo de su propio Gobierno, pero también el apoyo financiero adicional del Estado. Atravesar las turbulencias laborales y sociales del 2021 va a ser extremadamente difícil si no tenemos la suficiente capacidad de gasto para sostener un tinglado que se está viniendo abajo aceleradamente.

Existe una delgada línea que delimita la frontera entre la prudencia y la cobardía. Aceptar que Canarias sea la penúltima comunidad en inversiones directas del Estado -solo por delante de Navarra, que es uno de los territorios más ricos- es simplemente una indignidad. No porque se carguen otra vez el espíritu y la letra del REF. Es que no es de recibo. Es que demuestra que en Madrid no se enteran. Y que no pesamos.