El presidente de los empresarios de la CEOE, José Carlos Francisco, tiene un humor muy fino. En su primera opinión, a vuelapluma, sobre el proyecto de cuentas autonómicas para 2021 ha dicho que son mágicas, porque aumentan los gastos y las inversiones sin aumentar los impuestos. Pero la magia, como todos sabemos, no existe. Lo que existe son los trucos.

El presupuesto de Canarias -que habrá que ver en detalle- crece. Aumenta el gasto público, el salario de los empleados públicos y los costos de estructura. Y aumentan también las inversiones y el gasto social. ¿Y cómo se hace eso si Madrid nos ha dado una patada en el trasero? ¿Y si además el año que viene se puede desplomar aún más la recaudación? Pues muy sencillo: con el truco del tiempo.

El sistema de financiación de las Comunidades Autónomas es un rollo patatero. La ley establece que se den adelantos a cuenta a las Comunidades. Si “la cosecha” de impuestos va bien, para el siguiente año se te compensa sobre el dinero que hayas recaudado. Si va mal, se te resta. A Canarias, el año próximo, le van a dar, además de los 4.700 millones de su participación en el fondo estatal, unos 800 millones que le tocan de la liquidación favorable del año pasado. Ese es el “secreto mágico” de las cuentas: que tendremos casi 5.600 millones provenientes de la financiación del Estado. El REF se lo pasan por el arco del triunfo. De los millones de Europa nos darán las raspas de la sardina. Pero como hemos vivido buenos tiempos... ¡pues a vivir de las rentas!

¡Ah! Pero la magia, como saben todos los aprendices, tiene su precio. De igual manera que hay liquidaciones positivas, hay negativas. Todo el dinero que estamos cogiendo hoy tendremos que devolverlo dentro de dos años. Después de la caída de recaudación que habrá en este año de crisis -en un desplome que puede llegar a ser abismal- tendremos una liquidación negativa sobre sobre el dinero que nos han puesto ahora en las cuentas. Y nos dará un frior.

Se dirá que en unos años habremos salido del abismo. Y que es ahora cuando necesitamos pan. Es cierto. Lo único que resulta lamentable es que no vengan recursos extraordinarios de Madrid y de los fondos europeos que se destinan en un 50% a las CCAA. Es la nada sutil diferencia que marca los dos presupuestos. El de Moncloa se titula “los presupuestos de la transformación de España”. Los de Canarias han empezado a llamarse los de la “remontada”. Mientras en Madrid hablan de modernizar un país obsoleto, en las islas, como en el chiste, pedimos “virgencita, virgencita, que me quede como estaba”.

Me temo, sin embargo, que ni España cambiará, a pesar de los miles de millones solidarios de Europa, ni esta región se salvará de la mayor pobreza de su historia. Las cuentas públicas no sostienen una sociedad. Es falso. Se aguanta gracias a la economía productiva. Y la nuestra está boqueando como una sama fuera del charco. Descanse en paz.

El recorte

Lo van a pagar. Lo dijo Anselmo Pestana. El delegado del Gobierno que mandó a los inmigrantes a los hoteles. Y el que los amontona en el muelle de Arguineguín. Una de cal y una de cemento. El jardinero fiel del Gobierno de Madrid en las islas dijo que quien haga reuniones de más de diez personas “lo va a pagar”. Era una amenaza para que a ningún idiota se le ocurriera montar un tenderete a cuenta de esa especie de carnaval macabro de importación que es el Halloween. O sea, nuestra fiesta de todos los santos que es por ahí la fiesta de todos los muertos. Los santos están muertos, pero muy pocos vivos son santos. Ahí tienen a Salvador Illa, por ejemplo. Al ministro de Sanidad le hubieran detenido los antidisturbios enviados por Anselmo Pestana. Que ahí lo habría querido ver, con el corazón partido. Lo habrían capturado en el Casino de Madrid junto a Pablo Casado, Inés Arrimadas y ciento cincuenta personas más que estaban celebrando una cena fiesta de un importante periódico. Que estas cenas sí que se pueden celebrar con permiso gubernamental. La de tu casa, a la que vayan más de diez primos, ni de coña. Ni la de los botellones de esos jóvenes irresponsables. A ver si nos enteramos. Que se prepare la policía. Y que caiga todo el peso de la ley, como dice el bravo Pestana, sobre ese desgraciado pueblo llano que paga su sueldo, el de los policías y el de los ministros que se van de fiesta y cena.