Hubo un tiempo en España en el que el elefante era sinónimo de pobreza y austeridad, tomando cuerpo en una conocida marca de papel higiénico tan extendida en los hogares como áspero y rasposo eran sus hojas. Aunque durante muchos años fue un producto muy popular en los aseos de nuestras humildes viviendas, hoy en día nos preguntamos cómo pudimos utilizar algo que no se caracterizaba por sus cualidades de limpieza y comodidad, precisamente. Sin embargo, para varias generaciones del tardofranquismo que conocimos y utilizamos el elefante, era un elemento de prosperidad en una España que se encontraba a gran distancia de los países de nuestro entorno.

Suscríbase a El Día para tener acceso completo a todas nuestras noticias y siga leyendo esta información en nuestro Kiosco Digital.