Sobre la potencialidad de la isla de Tenerife, sus recursos y el turismo trata un curioso e interesante libro publicado hace casi un siglo, concretamente en el año 1924, por D. Francisco Dorta y Jacinto del Castillo (1888-1962). Un destacado intelectual, periodista y secretario del Juzgado comarcal orotavense que firmaba sus trabajos bajo el pseudónimo de Alfredo Fuentes. El libro llegó recientemente a mis manos gracias al regalo efectuado por un buen amigo. Conocía ya al autor y la obra y, sobre la misma persona, también había leído trabajos tan interesantes como Del exterior: crónicas y artículos (1917), Mujeres del Valle (1922) y Flor de los campos (1929), junto a diversos artículos en numerosos medios de prensa escrita. La aportación objeto de nuestra atención se estructura en nueve apartados, precedidos de unas palabras iniciales del periodista D. Francisco González Díaz y de D. Georg Busch, miembro este último de la Sociedad Alpina Alemana-Austriaca, así como con un amplio prólogo de D. Bernardo Benítez de Lugo.

Las primeras impresiones corresponden a D. Gustavo Wildpret y Duque. El Thermal Palace sería una muestra de su amplio trabajo en pro del Valle de La Orotava. Un espacio extraordinario ideado para los veraneantes al que, ante la carencia de visitas, se intentaría potenciar con el uso de su amplio salón/teatro para funciones de cine y espectáculos. A ello se llegaría a sumar el papel del señor Wildpret con el arrendamiento del Gran Hotel Taoro. Una decisión que, de no ser así, podía haber llevado al espacio a su cierre. Las palabras que el periodista orotavense obtiene del empresario, permiten observar algo de desánimo, respondiendo esa circunstancia a la falta de apoyo y estímulo del país a sus acciones. Constituir una sociedad de turismo era algo a debatir, aunque se trataba de un asunto considerado como esencial para garantizar la difusión y la propaganda en el ámbito peninsular o americano. Para el señor Wildpret, era importante ampliar la línea de vapores de la compañía Yeoward entre Inglaterra y Canarias, iniciar la construcción de una carretera a las Cañadas y proceder a la instalación del sanatorio del Teide. A esas impresiones continuaría D. Domingo Salazar y Cólogan, presidente por entonces del Cabildo de Tenerife.

Tras un breve diagnóstico de la situación, el entrevistado explica el deber de actuar con iniciativas que superen los esfuerzos individuales en asuntos como la mejora e incremento de las carreteras, el aumento de la higiene en las poblaciones y servicios en general. A ello se sumaba la necesidad de construir nuevos hoteles y proceder a la transformación de los espacios con establecimientos de calidad. La necesidad de aumentar las comunicaciones y proyectar atracciones naturales también se incluyen en sus palabras. Un tercer capítulo corresponde a D. Juan Martí Dehesa, insistiendo, ante la pregunta formulada, en la necesidad de proyectar como atracción para los visitantes a la isla una carretera desde La Orotava a Vilaflor por Las Cañadas, a lo que se debía sumar también la vía entre San Andrés y Taganana. Expone la presencia de hoteles de categoría en la isla pero sin abandonar la idea de mejorar su calidad y recuperar propuestas olvidadas. Otra de las opiniones sería la de D. Luis Rodríguez Figueroa, mostrando la necesidad de seguir trabajando por la propaganda de la isla y recuperar, también, iniciativas sin concluir, siendo categórico en su afirmación de que todo estaba por hacer en materia turística. Finaliza el conjunto de entrevistas la intervención de D. Lucas Fernández Navarro, estableciendo algunos apuntes respecto a la orografía de la isla y la obligación de proteger el paisaje ante acciones brutales.

Cierra el libro una visita a la Montaña de Izaña, ante su función como observatorio; un viaje a Las Cañadas, con el fin de conocer las causas para establecer un sanatorio; un ascenso al Teide y, por último, una interesante conferencia ofrecida por el intelectual orotavense en la portuense Sociedad Iriarte bajo el título "El Turismo en Tenerife".

D. Francisco Dorta y Jacinto del Castillo agrupa una interesante aportación que permite reflexionar, ante un contexto complejo, con apuntes e ideas para favorecer e impulsar la actividad turística desde diferentes puntos de vista.

(*) Historiador