Leí hace algunos días que un político en activo no se sentía cómodo en la agitación y llamaba a la moderación. Yo que llevo mas de un año alejada de la política, pero suscribo sus palabras y me atrevo a recomendar rigor y una política económica clara dirigida a mantener empleos, que nos ayude a salir de la colosal hecatombe a la que nos enfrentamos y que nos libre de la preocupante recesión económica que vivimos. No hay tiempo que perder para dejar atrás la crisis. Y la clave para hacerlo más rápido será priorizar el mantenimiento del empleo y no el mantenimiento de la dependencia, de los subsidios o de las limosnas sin contraprestación de esfuerzo o sin contribución a equilibrar nuestro sistema de pensiones. Me he animado a compartir algunas reflexiones porque me duele que con la mitad de la información se trasmitan mensajes enlatados para fomentar el enfrentamiento Norte y Sur. Una agitación interesada que va contra los cimientos de una Europa unida que es, sin duda, parte de la medicina que necesitamos para adelantar nuestra múltiple recuperación. Cuando se lanza un titular como que Austria, Holanda, Suecia o Dinamarca exigen reformas laborales o de pensiones, no se está atacando nuestro sistema de pensiones, sino muy al contrario, se está intentando proteger las pensiones no sólo de los españoles e italianos, sino de todos los europeos.

Seamos serios y hablemos desde el rigor, lo que el Norte, ese grupo de países que algunos se esfuerzan en demostrar que son tan malos, o comprendan que me duela no leer por ninguna parte que lo que pretende el norte es que confiemos en cuentas y no en cuentos. No creo que sean tan malos cuando lo que pretenden, nada más y nada menos, es que los 27 Estados que conformamos el bloque de la UE apostemos por el fortalecimiento del empleo; por la eficiencia, la innovación o competitividad; que vigilemos nuestra balanza comercial; que equilibremos, justifiquemos y minimicemos las ayudas y subsidios que damos sin exigir esfuerzo y trabajo. Que sean una excepción bien justificada, pues no contribuyen a fortalecer las pensiones de todos sino todo lo contrario. Afortunadamente un grupo sensato de la UE no quiere financiar el comunismo que solo conduce a la melancolía de la dependencia, a la ruina y a la pobreza más severa. Ejemplos sobran en el mundo y desde luego, no es lo que quiero para mi país. España es la cuarta economía de la Unión Europea, sólo detrás de Francia, Alemania e Italia.

Los mensajes no pueden ser más claros nos ayudaran a mantener y a crear empleo, pero no quieren que nos convirtamos en el país de vagos que hace muchos siglos dejamos de ser. Yo no soy de la generación de la picaresca y me resistiré a aceptar que otros, desde fuera o desde dentro nos cuelguen esa inmerecida etiqueta. Somos una potencia mundial en turismo, somos una de las economías que más aporta al sector agroalimentario de la unión y nuestra economía nada tiene que ver con aquella sociedad de "La gandula", aquella Ley para vagabundos de 1933 de la II República española. Que precisamente era una Ley de consenso, en aquel contexto, para el control de los mendigos. No quiero yo atreverme a sacar de aquel contexto aquella Ley, ni aporta nada que la critique 87 años después. Ahora bien, si viene al caso para explicar el mensaje de Europa para la ejecución de los fondos de recuperación económica, para que hagamos todo el esfuerzo posible en gastarlos fortaleciendo el empleo y no cojamos atajos de subsidios que aceleran nuestro endeudamiento y que alarguen nuestra agonía más allá de lo soportable, de lo sostenible o asumible.

Yo veo una España y una Canarias preparada para el gran desafío y sé que lo vamos a conseguir. Nadie nos va a regalar Euros y no nos permitirán que paguemos los créditos en pesetas. Digamos que el camino son las cuentas y no los cuentos. Comparto otro mantra muy habitual, que es también la peor de las mentiras, aquello de que el norte prefiere invertir en la lucha contra el cambio climático, en innovación y no en agricultura. Falso. Está mentira es más fácil de desmontar y me sirve para volver a reivindicar la sensatez más saludable. No encuentro mejor manera de cuidar el medio ambiente, de combatir el cambio climático y de cuidar nuestro planeta que a través de la agricultura, la ganadería y una política agroalimentaria de km cero, más traslucida o transparente que prohíba pesticidas en nuestros campos; o que apoye las energías alternativas que abaraten los costes energéticos de nuestras explotaciones; o con proyectos que permitan darle más de un uso al agua de riego agrícola, porque sin duda esa es la otra factura que más arruina a nuestra población rural y, todo junto, hace que abandonemos los campos y ya se sabe la desertización, los incendios y cada día los alimentos menos saludables que nos enferman y envenenan.

Soy optimista porque a veces las cosas se pueden arreglar sólo porque ya no se puede ir a peor. Ninguna generación había comido tan mal. Nunca antes se habían abandonado tantas tierras. La mitad de la población mundial queremos seguir en las zonas urbanas. Pero amigos, necesitamos garantizarnos alimentos saludables y es de justicia que velemos porque nuestros agricultores reciban el precio justo a su encomiable esfuerzo. Tenemos que aprender de una vez que comer saludable si alarga la vida y que la gran asignatura del siglo que vivimos tiene mucho que ver con esa recuperación verde de la que se habla en Europa, que tampoco es un capricho del norte sino una inversión en nuestra salud. Lo que pretendía trasmitir con estas letras, es cómo he vivido desde aquí esta primera Cumbre Europea presencial después de la pandemia. Y rectifico para aclarar que la pandemia no se ha ido, que sigue con nosotros y que no podemos bajar la guardia de la prudencia, ni descuidar las distancias o la higiene, ni tirar las mascarillas, ni llevarlas mal puestas. Me preocupa que se vuelvan a acelerar los contagios que tengamos que volver a confinarnos y que los presupuestos que hoy 18 de julio de 2020 Bruselas está negociando para el próximo Marco Presupuestario Financiero 2021- 2027 tengamos que destinarlos a volver a frenar la pandemia y no a la recuperación del empleo y o al rescate de la económica. La UE quiere que Europa trabaje contra el endeudamiento de la siguiente generación y no a favor de la ruina. Europa quiere una recuperación por el empleo, saludable, verde y digital.

(*)_Consultora UE y Doctoranda