Hace unos días me extrañó ver por televisión en el centro de una ciudad de Estados Unidos un camión con civiles armados con fusiles de asalto que sin embargo hablaban con policías uniformados que llevaban las armas en sus cartucheras sin sacarlas. ¡Cuánta confianza mutua! Evoqué la idea fundacional de Estados Unidos como comunidad armada garante de su libertad frente a cualquier poder absoluto. Hecho histórico que tan bien comprenden los españoles (eterno vigilante y faro moral) sobre los incultos norteamericanos. No me dio tiempo de oír la noticia. Esa noche hablé con mi hijo en Washington y le pregunté. Serán los que se están manifestando, sobre todo en los Estados del sur, para ir a trabajar, dijo. ¿Tanto les gustará trabajar? Algunos amigos y yo seguimos abonados a Max Weber y la ética protestante del capitalismo. A poco que nos descuidemos, vemos reproducida esa línea cultural norte/ sur, a pesar de que nuestra Escuela de Salamanca desarrollara teorías económicas liberales de circulación del dinero, interés, etc. que pergeñó la ciencia económica, aunque el desarrollo de ideas no lo sea de una cultura.

A alguien leí si podíamos imaginarnos EE.UU. tal como es, si la religión hegemónica hubiera sido la católica. Yo no. Ni el Renacimiento ni la Ilustración configuraron tanto la historia antropológica occidental como la Reforma Protestante -aunque me encante el barroco y la estética de la Contrarreforma- con el principio de responsabilidad personal -no por casualidad Kant era protestante-, el libre albedrio y la razón. Hay una geografía en Europa y países anglosajones que confiere al individuo la responsabilidad en las decisiones (libre albedrio) y cree en el coraje y esfuerzo individual para afrontar la vida. La geografía no es determinante, a salvo Fernand Braudel, aunque las constelaciones de países alineados sean siempre iguales, hay un norte europeo ahorrador, previsor, austero, muy trabajador, que no se arruga fácilmente, y un sur jaranero, manirroto, imprevisor, relajado y básicamente pedigüeño. Desde luego, de sollozo fácil.

Para el expresidente Rodríguez Zapatero no existe ninguna disyunción o dilema entre la cuestión sanitaria y la incorporación al trabajo. Siempre la salud por delante, así de castizo. Lo demás no es asunto. Riesgo cero, jamás arriesgando: siempre huyendo de la responsabilidad. La ministra de trabajo, de no inferior dotación cognitiva y capacidad, decía de no abrir la hostelería hasta fin de año. Lo que es vivir en lo público sin oposiciones, serpenteantes, taimados en las luchas internas por el poder del partido, sabiendo venderse y mentir, sin competidores no vacuos. Muñecos de la mercadotecnia y la imagen, supervivientes del cuento. ¿Cuándo alguna idea y responsabilidad?

José María Lizundia

escritor, ensayista y abogado