En todo mercado dado existe una lógica resistencia corporativa de las empresas que lo ocupan a la entrada en liza de nuevos competidores. Es obvio que una mayor oferta producirá un nuevo reparto de la demanda y, por lo tanto, una expectativa de menor negocio.

Las universidades de las islas andan en alerta por la entrada en la ZEC de Canarias de un centro de enseñanza on line, Tech University, un conglomerado con presencia en 23 países de habla hispana, más de tres mil profesores, dos mil quinientas titulaciones universitarias -fundamentalmente en posgrados- y decenas de miles de alumnos.

Tiene muy poco sentido que nos pasemos la vida buscando grandes empresas que se radiquen en la Zona Especial Canaria y que luego nos pongamos a buscarle los tres pies al gato con las que vienen. Estamos hablando de una inversión de muchos millones en unos pocos años y de la creación de más de mil puestos de trabajo. De momento van por ciento treinta y que antes de finales de año se convertirán en trescientos.

El Gobierno de Canarias maneja dos informes sobre Tech. Uno a favor y uno en contra. Eso está muy bien, porque todo político que se precie tiene que ponerle una vela al dios y otra al diablo. A ver cuál alumbra más. Tal vez para los parados de estas islas, para la creación de riqueza y esas cosas que tan poco parecen importarnos, sería bueno que se apoyaran las iniciativas que proporcionaran a esta tierra un tejido productivo que apueste por el talento y la sociedad tecnológica. Más que nada para diminuir nuestra dependencia estructural del monocultivo del turismo, en el que tampoco nos ha ido tan mal.

El expediente de esta nueva universidad, que al final tendrá que pasar por el Parlamento, está padeciendo un clamoroso retraso que algunos refieren al vínculo de interés, empleo y afecto que tiene la actual consejera con la universidad pública canaria. Pero no es un acto discrecional, sino un trámite administrativo. El informe negativo del Ministerio de Educación no es vinculante pero es que, además, ha informado igual -o sea en contra- de todas las propuestas de universidades privadas que se han instalado en Canarias.

Creer que este poderoso gigante privado de la enseñanza on line va a competir con las universidades canarias es confundir la gimnasia con la magnesia. Porque su ámbito de actuación es otro muy distinto. Las universidades públicas son una necesidad tan indiscutible como la realidad de estos nuevos centros de enseñanza no presenciales cuyo radio de actuación es tan grande como son las redes y el propio planeta. Además, está otro asunto no menos relevante. Nos pasamos la vida hablando de Canarias como centro estratégico de servicios tecnológicos, pero a la hora de la verdad nuestras administraciones públicas actúan con una inexplicable modorra -por no decir otra cosa- con un gran proyecto que han elegido nuestras islas como base para seguir su expansión internacional. Cuando el futuro llama a tu puerta, lo normal es abrirla. Y rapidito.