A mucha gente le ha entrado la risa boba con la entrevista de Ana Oramas en Espejo Público de Antena 3, en la que la diputada nacionalista habló de la polémica visita de la vicepresidenta de Nicolás Maduro a territorio español, para coger un vuelo comercial desde el aeropuerto de Barajas de Madrid con destino a Qatar. Después de referirse al 'marrón' que tuvo que comerse el ministro Ábalos, Oramas dejó caer que el avión en el que Delcy Rodríguez aterrizó en España siguió vuelo para Turquía, e insinuó la posibilidad de que lo hiciera transportando oro del Tesoro venezolano para ser fundido y posteriormente 'lavado'. La gente se lo ha tomado a coña.

A la mayoría de las personas les suena que existen paraísos fiscales en Luxemburgo, Suiza, Andorra, las Islas del Canal o Gibraltar (por no hablar de Panamá) en dónde se oculta dinero fiscalmente opaco, sucio o procedente de actividades mafiosas. Si el avión que abandonó la señora Rodríguez hubiera volado a Gibraltar o las Islas del Canal, y Oramas hubiera hablado de evasión fiscal y no de transporte de oro, sólo a los muy partidarios del madurismo les habría entrado la risa boba?

Pero es poco sabido que Turquía se ha especializado en los últimos años en la compra internacional de oro, siguiendo la recomendación de su presidente Tayyip Erdogan de atesorar oro en vez de dólares estadounidenses. Erdogan ha impuesto políticas de acaparamiento, con la emisión de los llamados 'bonos oro' -es uno de los pocos países que lo hacen- para retirar de circulación y convertir en lingotes las joyas en poder de sus ciudadanos. Turquía compra desde hace años toneladas de chatarra de oro, y posee la industria de fundición de oro más activa del planeta. No es un secreto que en los hornos de Kuyumcukent, la 'ciudad de los orfebres', uno de los mayores centros de tratamiento de oro del mundo, se funden todos los años centenares de toneladas, en muchos casos de procedencia poco clara, porque el gobierno hace la vista gorda a las entradas irregulares de oro en el país. No se trata de una actividad ilícita o clandestina: la más potente de las fundiciones turcas -la 'Istambul Gold Refinery'- fabrica lingotes de oro de siete pesajes, hasta el kilo (fue la primera fundición turca en fabricar lingotes tan grandes), y cuenta incluso con ceca propia, con autorización y apoyo de la Tesorería del Gobierno turco, con más de medio centenar de empleados y la acreditación del 'Dubai Multi Commodities Centre'. Su facturación anual por venta de oro se situaba cerca de los 50 millones de dólares en 2017.

No sé qué habrá movido a Ana Oramas a comentar la posibilidad de que las famosas cajas del avión de Delcy Rodríguez transportaran oro con destino a Turquía, pero no es una estupidez: es la explicación de la oposición venezolana al chusco episodio de Madrid, y también la información facilitada a sus gobiernos por las agencias de inteligencia no sólo de EEUU, sino de media Europa. Supongo que el CNI español también debe saber perfectamente si lo que el avión transportaba era parte del tesoro venezolano con destino a su 'limpieza' en Turquía, o la colección de zapatos de tacón de la señora vicepresidenta de Venezuela.