Esta tarde Adriana Lastra, vicesecretaria general del PSOE, recibe en Madrid a José Miguel Barragán, secretario general de CC, y a Román Rodríguez, presidente de Nueva Canarias, se reunirán para conversar sobre el apoyo de ambas fuerzas políticas a muy problemática investidura de Pedro Sánchez. No ocurrió así en las últimas elecciones en las que NC obtuvo diputado, Pedro Quevedo, por supuesto, lo que indica una unidad de acción dictada por el cálculo político: en el actual mercado poselectoral dos escaños pueden rentabilizarse en una negociación mejor que uno. La fragmentación es tal que cualquier diputado corre el albur de ser el diputado 176, lo que no significa que Coalición no termine absteniéndose y que NC no acabe apoyando al candidato socialista: es lo más probable. La actuación de Barragán y Rodríguez se centrará en que Canarias se beneficie de la pedrea presupuestaria, porque está claro que será Cataluña: ya en los fracasados presupuestos de 2019 recibía 2.251 millones de euros en inversiones del Estado, 900 millones más que los que había reservado Cristóbal Montoro en los presupuestos de 2018. Ahora se rumorea que la cantidad inversora propuesta para Cataluña en podría ascender a 2.800 millones de euros. Entre las prioridades políticas y los recortes a los que el Gobierno español está obligado por Bruselas queda muy poco espacio para el desarrollo de la agenda canaria y que incluso el mandato del REF -reforzado por el nuevo Estatuto de Autonomía - de que el Ejecutivo invierta en Canarias la media de lo que invierte en las comunidad autonómicas se antoja sumamente improbable. En realidad en nacionalismo canario es una fuerza singularmente débil en las Cortes. Dos diputados en la Cámara Baja y un senador (autonómico) en la Cámara alta. Nada que justifique esos cada vez más penosos fuegos de artificio patrióticos que ilumina proclamas como no vamos a tolerar, jamás permitiremos, seremos inflexibles o estaremos muy atentos. Nada que tenga que ver, en definitiva, con su verdadero peso político en la política española, que es ahora mismo casi nulo, aunque en algunas circunstancias podrían alcanzar relevancia si juegan bien sus cartas.

Los únicos nacionalismos que muestran buena salud en España son aquellos cuya presencia, amplia y estable, en las Cortes, les permite alcanzar pactos y acuerdos que los legitiman política y electoralmente como fuerzas útiles en sus respectivos territorios. Solo así podrán algún día tener como objetivo realista la hegemonía política y social en sus comunidades, algo que los más inteligentes de CC y Nueva Canarias saben perfectamente. Por eso se harán la foto juntos. Y por eso, muy particularmente, participará hoy en la reunión Román Rodríguez, por lo demás un político tan astuto y taimado que se las ha arreglado para que en su partido no existan secretarios generales, sino vicepresidentes que ha amamantado tiernamente.