Algunos hurgan con indisimulado placer en el disputado voto de Ana Oramas, anticipando su incoherencia. Si vota a Pedro Sánchez, cumple con Canarias, pero falta a su promesa de no apoyar a Podemos, provocando el cabreo de muchísimos votantes de CC que ya se sienten traicionados. Si vota contra Sánchez y se carga la investidura, Canarias perdería dinero y el país podría abocarse a otras elecciones. Lo que le pide el cuerpo a Oramas es no votar. Un dilema. Pero que haya dicho una cosa y haga la contraria no debería preocuparle, porque es lo que hace todo el mundo.

En realidad, vivimos un mundo de trolas políticas. Tantas y tan frecuentes que ya ni siquiera se guardan las formas el tiempo suficiente. En 2018 el PSOE presentó una moción de censura contra Mariano Rajoy. Entre las razones nucleares que la habían generado estaban las condenas del caso Gürtel, que afectaban a varios miembros del partido. El entonces presidente del Gobierno, Rajoy, se defendió como un gato panza arriba y acabó dejando en el aire una pregunta que el tiempo se encargaría de contestar. Dijo que si, cuando llegase la sentencia de los ERE, los socialistas se iban a poner una moción de censura a sí mismos, tal y como habían hecho con él. Llegó la sentencia y el actual presidente, Pedro Sánchez, se encerró en un hosco mutismo. De lo suyo no ha tenido nada que decir.

Circula ahora mismo un vídeo de Rajoy, de 2018, en el que cita palabras literales de Sánchez: "Les garantizo que el PSOE no alcanzará acuerdos con Podemos", "Podemos no encaja en mi programa", "pactar con ellos sería perjudicar a los más débiles y ese no es el programa del PSOE", "ni antes, ni durante, ni después, pactará el PSOE con el populismo, porque el PSOE es un partido de izquierdas que mira al centro y que atrae al centro", "Iglesias ha hecho la mentira su forma de hacer política, miente más que habla". Todas esas palabras son ciertas. Y no son de hace un millón de años, sino de anteayer. ¿Por qué son tan torpes como para decir todas estas cosas sabiendo que luego se las pueden tener que tragar?

Pablo Iglesias sale ahora, cariñosamente, del brazo de Alberto Garzón, el líder de Izquierda Unida. Hace solo unos años les decía a sus actuales socios: "Sois unos cenizos. No quiero que cenizos políticos, que en veinticinco años han sido incapaces de hacer nada, no quiero que dirigentes políticos de Izquierda Unida (...) se acerquen a nosotros. Seguid en vuestra organización. Presentaos a las elecciones, pero dejadnos en paz". Eso no fue en otra vida. Ni en la prehistoria. Fue en junio de 2015. Y hoy son sus fieles compañeros de viaje.

En resumen. Que todos mienten más que hablan. Y ya sabe usted lo que dicen. La primera vez que alguien te engaña, la culpa es del trolero. La segunda vez, si te miente el mismo, la culpa es solo tuya.