Los nuevos datos sobre la pobreza en Canarias son viejos. Cada vez que se publica un estudio dibuja la misma realidad. No puede haber otra en una región que tiene doscientos mil parados, los salarios más bajos del Estado y un nivel de vida de los más caros del país. Algunos piensan que se trata de recaudar más impuestos y hacer más políticas sociales. Pero lo que cura la pobreza es la riqueza. Es decir el desarrollo económico y el reparto de la prosperidad. Y estas Islas tienen un grave problema: ni se reparte bien la riqueza ni parece que haya una idea clara de cómo podemos mejorar nuestra economía productiva. Nuestro modelo de subsistencia consiste en sobrevivir a base de ayudas y subvenciones que empobrecen el talento y la capacidad propias. Los años pasan, los estudios se suceden y la realidad no cambia. Y lo que es peor, nadie se plantea cambiarla.