Y no hablo de los precios de las habitaciones, casi inalcanzables para el turismo canario o peninsular, y reservadas a touroperadores o visitantes de alto poder adquisitivo. Me refiero a los precios de sus bares y restaurantes de alto standing. Hace unos días fui a uno de ellos a ver a alguien. Normalmente solía asombrarme al ver los precios. Esta vez salí escandalizado.

Ya sé que este tipo de hoteles ofrecen servicios de lujo y tienen que mantener mucho personal, pero que un café cueste 5 euros, una cerveza normal, 8, una copa de cava corriente, 9 euros (más que la botella), es para salir corriendo. De la comida ni hablamos? Yo, de tolete, pedí café sin mirar la carta e invité. Me quede amarillo. El vino más barato (de origen desconocido) costaba 26 la botella. Precio en internet 4,70.

Y por supuesto que los empresarios están en todo su derecho a poner en sus habitaciones, bares y restaurantes los precios que quieran. Pero creo que es necesario pensarlo, hacer un esfuerzo y ofrecer, no precios baratos, sino asequibles. Atraer a clientes locales, tal vez con menos poder adquisitivo, pero que pueden diversificar el negocio. Tener solo turistas con bolsillo abultado de Europa es una apuesta respetable, hasta que quiebran líneas aéreas o turoperadores. Entonces vienen las lágrimas. Y si van a tomarse un café sin susto, recuerden mirar la carta antes.