EE UU generó 136.000 nuevos empleos en el mes de septiembre y la tasa de desempleo bajó hasta el 3,5 %, mientras que, en Europa, la citada tasa de desempleo es de un 6,3 %, la de España un 14 % y la de Canarias un 21 %.

En EE UU subieron los empleos en la atención médica y servicios profesionales y empresariales, mientras que la industria manufacturera destruyó un poco de empleo y el sector minorista eliminó 11.400 puestos de trabajo. Por ello, algunos analistas alertan de que la desaceleración del empleo puede desembocar en una inevitable recesión.

Tan solo la posibilidad de que se desacelere el empleo, sin llegar a destruirlo. Incluso, señalan esos analistas, que el consumo personal sigue siendo el principal impulsor del crecimiento de EE UU.

Mientras tanto, a este lado del Atlántico, las perspectivas del empresario para los próximos meses elevan a "mayor preocupación de las empresas" los cambios regulatorios, el descenso de la rentabilidad, la incertidumbre política o el incremento de impuestos.

Y la de los jóvenes españoles, descorazonados por la insuficiente demanda de empleo, se plantean como solución que "el 70 % de las personas quieren ser funcionarias".

Por otro lado, nos encontramos ante la paradoja de que el ahorro de las familias y empresas, neutraliza los estímulos financieros del Banco Central Europeo por miedo a las perspectivas de un parón económico que afecte a sus ingresos futuros, desplomándose poco a poco el consumo interno que sustenta la economía.

También hay que decirlo, no todos los países tienen sus cuentas saneadas para poder acometer una política fiscal que estimule algunos sectores estratégicos, intensivos en mano de obra o alto valor añadido.

Con estos mimbres, construir un país eficiente y competitivo con una tasa de desempleo sostenible en el tiempo, es sumamente difícil.

*Vicepresidente del Consorcio de la Zona Especial Canaria