Uno de los grandes problemas a nivel emocional que existen en la actualidad es la baja autoestima. ¿Has imaginado alguna vez cómo sería tu vida si tuvieras un buen concepto sobre ti? Lo cierto es que tener una buena autoestima es el mayor de los éxitos en la vida. La imagen, la percepción que tenemos de nosotros mismos, que además es lo que proyectamos a los demás, es uno de los factores más importantes para sentirnos felices.

Cuando hablamos de autoestima nos referimos al aprecio, al amor que sentimos hacia nosotros mismos, y es realmente importante conocer hasta qué punto el tipo de percepción (positivo o negativo) que tengamos sobre nosotros mismos puede condicionar nuestra calidad de vida. Desconocemos los beneficios que obtendríamos si nos esforzáramos en cambiar esa imagen negativa que creamos sobre nosotros mismos y que no nos permite ni alcanzar sueños, ni superar con normalidad momentos difíciles.

La autoestima se forma desde pequeños. Los mensajes que recibimos, de manera repetida, sobre nosotros mismos, por parte de nuestros padres, cuidadores o adultos de nuestro entorno, los convertimos en nuestros: "Si me lo dice mi papá me lo tendré que creer". Por esto es muy importante que tengamos extremado cuidado con cómo corregimos, criticamos y reforzamos a los más pequeños. Si a un niño, de manera continua, le damos mensajes tipo: "no lo intentes" "no estás preparado", "no sirves para esto", "siempre te portas mal", el niño va interiorizando esos mensajes y creerá que realmente todo lo hace mal, que no es capaz de nada, etc. Si le ponemos una etiqueta, el niño acabará por creérsela y se comportará en función a esta. Por lo tanto, gran parte de nuestra autoestima se crea en función de lo que nos han enseñado a ser. ¿Qué ocurre? Que a algunos nos habrán enseñado bien y a otros mal, o unos habremos aprendido bien y otros mal, pero igual que aprendimos a ser, podemos desaprender y reaprender a ser de diferente manera si no estamos conformes con lo que somos. Está demostrado que una persona con buena autoestima:

1.- Es más resistente a sufrir trastornos como la depresión, ansiedad o cualquier trastorno psíquico e incluso físico. El quererse a uno mismo prepara a nuestro organismo a reaccionar de mejor manera ante situaciones de estrés.

2.- Aumenta la probabilidad de alcanzar el éxito: de nada te sirve tener un manual de instrucciones con todos los pasos a seguir para alcanzar el éxito si no te sientes capaz de poder hacerlo. Lo importante no es tener los conocimientos, sino generar esas emociones que nos impulsen, inspiren o motiven a hacer lo que consideremos adecuado con nuestro conocimiento. Una persona con una buena autoestima, que cree en sus posibilidades, aprovechará mejor las oportunidades e ira a por retos más desafiantes.

3.- Mejora las relaciones sociales: la autoestima influye en la relación que tenemos con nosotros mismos y con los demás. Una persona con buena autoestima se mostrará tal y como es siendo fiel a sus principios, valores, ideas y creencias, porque se acepta y se respeta. Por lo tanto, esa persona se rodeará de otras que la aceptan tal y como es. Sin embargo, una persona con baja autoestima seguramente se pondrá el disfraz y fingirá ser lo que piensa que los demás esperan que sea. Personas gobernadas por su inseguridad y que desconocen el precio que están pagando, ya que cargar con el peso de ese disfraz acaba en frustración, insatisfacción y sufrimiento.

4.- Superarán mejor la adversidad. Las personas con la autoestima regulada suelen ser personas optimistas que confían en sus capacidades, por lo que tendrán más facilidad en poner el foco de atención en las soluciones y no en los problemas.

Investigaciones demuestran que las personas mejoran su autoestima a partir de los 60 años porque se toman la vida de diferente manera, están al margen de lo que puedan pensar terceras personas y demás ¿Vale la pena esperar a tener 60 años para empezar a querernos? Para reflexionar.

www.tamaradelarosapsicologa.es