Una vez se han conformado los nuevos gobiernos en las instituciones, basados en la firme voluntad de cambio (quítate tu para ponerme yo) entramos de lleno en una fase del lloriqueo. Los ganadores levantan alfombras y empiezan a pintarlo todo negro. Se inicia un nuevo periodo que consta de cuatro fases diferenciadas:

Fase 1: Exaltación. Consiste básicamente en subirse el sueldo velozmente. Se adoptarán acuerdos unánimes de gobierno y oposición, que luego se van a enfrentar en todo, pero no en eso. Ni la nueva ni la vieja política. Todo el mundo estará a favor. La pela es la pela.

Fase 2. La herencia recibida. Durante este periodo, el partido -o los partidos- que han trincado el gobierno pondrán especial empeño en reiterar que han cogido un pufo de muchísimo cuidado. Convocarán a los medios para dar a conocer los grandes problemas que se han encontrado escondidos. En este periodo es habitual que se den a conocer nuevos datos sorprendentes. Al llegar al poder los nuevos dirigentes han podido mirar más papeles y descubren hechos perversos que agravan los problemas existentes y justifican aún más que hayan llegado al poder. "Esto está peor de lo que pensábamos". Durante este tiempo no se va a arreglar absolutamente nada, pero "es lo normal" porque los nuevos están en proceso de "asumir la herencia recibida".

Fase 3. Estamos en ello y el enemigo exterior. En esta tercera fase, que comienza cuando se agota la segunda, los nuevos gestores empiezan a comprender que la mayoría de los temas que criticaban desde la oposición son mucho más complejos de lo que pensaban. Que no hay manera de solucionar los engorros administrativos a que las leyes hechas por ellos mismos les obligan. ¿Qué se puede hacer cuando se prometió resolver algo velozmente y no se puede solucionar? Fácil: buscar culpables. Si antes era el político que gobernaba, al que ya se ha derribado, ahora hay que desplazar el foco hacia enemigos externos. Si es posible, partidos adversarios en otras administraciones. Pero si es necesario -con mucho tiento- también se echarán responsabilidades incluso sobre la misma fuerza política. Lo importante en esta fase es demostrarle a la gente que el tema tenía una fácil solución pero que hay alguien o algo que la está impidiendo.

Fase 4. Nuevas elecciones. Ha pasado el tiempo volando. Estamos acercándonos a unas nuevas elecciones y muchos de los grandes retos que se iban a resolver siguen igual de atascados cuatro años después. ¡Maldita sea! Es el momento de decir que se está al borde de encontrar salida, para lo cual se puede organizar un solemne acto de firma de un acuerdo con otra administración o algo parecido. Son tiempos de colocar primeras piedras y de hacer inauguraciones de maquetas. Hay que decir a todas horas que para la solución de todos los problemas falta un segundo mandato.

Y en ese instante el gobierno, que fue la oposición, dirá lo mismo que decía la oposición cuando era el gobierno. Y viceversa. La vida es un círculo.